MOTIVACIÓN
La enriquecedora experiencia de Pablo Torres en el Tour de Ruanda.
El ciclismo es capaz de llevarte a lugares insospechados, también a Ruanda. Desde 2005 se celebra en este país africano, ubicado en la región de los Grandes Lagos, una prueba por etapas. Es el motivo por el que por una vez un ciclista profesional, Pablo Torres, visita esta sección.
En sus primeras ediciones, la prueba pertenecía a la categoría amateur, pero en 2009 pasó a profesional formando parte del UCI África Tour. Poco a poco creció y se hizo más mediática. Una carrera exigente en cuanto a recorrido, plagado de subidas y terreno rompepiernas, que por algo es la Tierra de las Mil Colinas. Pablo Torres, ciclista gallego del equipo japonés Interpro Cycling Academy, ha participado este año y comparte con vosotros su experiencia.
PRESAGIOS
"Sabía que por la nacionalidad japonesa del equipo iba a vivir experiencias muy diferentes y mis presagios se han cumplido. Te dicen que vamos a Ruanda a correr y al principio piensas en mil cosas. Días antes me puse cuatro vacunas y tomé pastillas para prevenir la malaria, medicación con efectos secundarios que afortunadamente no sufrí. Los preparativos imponen, pero la experiencia mereció muchísimo la pena. Pronto se disiparon todas mis dudas". Los largos viajes suponen un factor importante en estas pruebas, aunque en Ruanda la diferencia horaria no es significativa, apenas una hora respecto a España. "Salimos de Toulouse, donde se encuentra la sede del equipo, dirección Bruselas y desde allí volamos a la capital, Kigali. Tras 12 horas de avión llegamos tres días antes de comenzar a competir. Es importante hacerlo con antelación para aclimatarse al lugar y a la altitud". Llegar a un país tan diferente hace que los ojos permanezcan bien abiertos. Quieres absorber y vivir todo lo que te rodea. "En lo primero que se fija un ciclista, al menos yo, es en el estado de las carreteras por las que competiremos. Me sorprendió lo cuidadas que estaban sus infraestructuras. Todo está muy nuevo, en constante crecimiento. También observé que la bici es un medio de transporte importante para los habitantes de Ruanda. Personas de cualquier edad pedalean transportando cosas de gran peso, algo impensable en Europa sin disponer del maletero de un coche". Ruanda está considerada como la capital mundial de las tormentas eléctricas. Las lluvias son frecuentes y poseen un clima cálido templado que provoca que en verano llueva mucho más que en invierno. La humedad es patente y si en la vida sedentaria se nota, en pleno esfuerzo mucho más. "Los primeros días el cuerpo estaba raro. Salí a rodar con el equipo y las sensaciones no eran del todo buenas. La temperatura rondaba los 32 grados y venía de pasar frío en España. El país está en una época importante de lluvias y notaba la humedad y la altitud. Con el paso de los días me adapté y ya estaba en perfectas condiciones para comenzar la carrera". El ciclista percibe todo de otra manera. Las imágenes y los vídeos nos acercan la dimensión de una prueba, pero el deportista es quien realmente ofrece los puntos de vista reales. El testimonio de Pablo es un lujo. "Siempre quiero estar cerca de los mejores. Por muchos motivos: para crecer, aprender y que todo lo que consiga tenga mayor valor. La participación era llamativa. Uno de los equipos que ha comenzado 2019 con más fuerza, Astana, estaba presente. También cuatro Continentales Profesionales: Israel Cycling Academy, Delko, Direct Energie y Novo Nordisk. Además, selecciones con ganas de hacerlo bien: Eritrea, Kenia, Camerún, Etiopía o Argelia. Me sorprendió Eritrea, cuyos ciclistas mostraron un gran nivel. La carrera ha ascendido a categoría 2.1 y los puntos vuelven a cobrar mucha importancia para los equipos, de ahí que los ciclistas tuviéramos especial interés en alcanzar buenos resultados". Ganó el ciclista eritreo del Astana Merhawi Kudus y la actuación de Pablo y su equipo mereció un notable alto. "Estoy muy contento. Rocé la victoria en dos etapas, pero me tuve que conformar con la segunda plaza. He vestido los maillots de la montaña y la combatividad que nos dieron presencia en el podio. No podíamos haber comenzado mejor el año e incluso fuimos segundos por equipos delante del Astana".
El ciclismo es universal, pero la forma de competir, no. "Los africanos son muy generosos en el esfuerzo. Atacan constantemente, da igual que la escapada ya esté hecha. En ocasiones acusaban este desgaste. La carrera fue nerviosa por varios motivos: terreno muy quebrado y equipos de cinco corredores, lo que acentuaba la dificultad en el control".
SEGURIDAD DE DIEZ
Que una carrera sea más prestigiosa no significa que en ella todo se haga bien y al contrario. "Me sorprendió la comida. Se adaptaron perfectamente a nuestras necesidades y teníamos lo que en cualquier otra carrera. No podíamos tomar de todo porque había salsas y era mejor prevenir, pero comimos muy bien. ¿La seguridad? De diez. No nos encontramos coches ni aparcados. En Europa no siempre ocurre. También nos sentíamos muy seguros en el hotel o entrenando los días previos. Mi más sincera enhorabuena por este punto que tanto valoramos los ciclistas". Ruanda vive su carrera con pasión; todo el mundo sale a la calle a saludar al pelotón internacional. "Lo del público ha sido espectacular. Veías personas animando en lo más alto de una montaña, en todas las calles, en el medio de la nada... siempre había alguien para darnos ánimos. Me encantó sentir el griterío de los niños que salían de las aulas, emocionados pero respetuosos. El país persigue ser sede del Campeonato del Mundo en 2025 y la afición la tienen garantizada". El ciclista no siempre dispone de la oportunidad de conocer los lugares en los que compite. "Nuestro vuelo salía dos días después de acabar y aprovechamos para ver algo más. Teníamos una masajista del país que ejerció de experta guía turística. Me gusta empaparme de la historia de los lugares que visito. Me quedé sin palabras al conocer el intento de exterminio de la población tutsi por parte de los hutu en 1994. Se estima que se asesinaron a 800.000 personas. Visitamos museos que tratan ese periodo y te hace pensar mucho. Ruanda me ha dado experiencias deportivas y personales. Volvería; sin duda".