La revancha de Adam Yates

Era uno de los grandes nombres a tener en cuenta en la salida de Zumárraga, pero el sterrato se cobró su nombre y lo sepultó bajo tierra. En la etapa más temida por todos con los caminos de tierra, Adam Yates sufrió un pinchazo y el endiablado ritmo que impuso el Astana lo terminó por enterrar de cara a la lucha por la general con el minuto y diez segundos que perdió. "En ese mismo instante cambié la mentalidad y decidí que debía luchar por una etapa", confesó. Tuvo que esperar hasta el último día para tomarse la revancha. "Nunca sabes lo que hubiera pasado de no haber cedido ese tiempo, porque el recorrido de la Itzulia no era tan montañoso como las veces anteriores que vine a correrla, pero entendí que debía cambiar de objetivo". Así, el Mitchelton-Scott, al que tan bien se le dan las carreras en Euskadi, no se marchó de vacío. Yates siguió la estela de Ion Izagirre y Fuglsang cuando se marcharon en Azurki, a más de 60 kilómetros del final de la Itzulia, y esperó al desenlace, en las afueras de Eibar, para lanzar el ataque con el que se anotó el triunfo de etapa. "Era la última oportunidad. Astana puso un ritmo fortísimo, aunque hizo el movimiento correcto para ganar la carrera. Por suerte pude seguirles y nos entendimos bastante bien". Feliz con su triunfo de etapa, el británico continúa con un éxito en el bolsillo su camino de preparación del Tour de Francia, "donde espero tener algo más suerte que el año pasado".