"A veces no son victorias, sino momentos"
La carrera de Fuglsang está plagada más de puestos de honor que de grandes victorias. "Estoy orgulloso de lo que he hecho, de todas las temporadas he logrado sacar algo bueno", defiende él. No duda de que "mi victoria más grande es el Dauphiné de 2017", donde con una exhibición en la última etapa arrebató la prueba francesa a Richie Porte, pero tiene claro que "mi momento más especial fueron los JJ.OO. de Río por lo que supusieron en mi mente. A veces no es cuestión de victorias, sino de momentos". Ambas cosas experimentó cuando se proclamó campeón del mundo sub23 de MTB en 2007, cita de la que además del arcoíris se llevó una lección para toda la vida. "Nino Schurter iba primero ya en la parte final con mucha diferencia. Yo no entraba en los pronósticos, iba segundo y le perseguía, aunque todo parecía decidido. Pero nunca me rendí. Conseguí atraparlo, soltarle y ganar. Desde entonces llevo conmigo eso, nunca te tienes que rendir hasta llegar al final", cuenta. Eso se lo aplica cada día, también esta temporada que se enfrentará al todopoderoso Sky -que ya será Ineos- en el Tour de Francia. "No creo que sean imbatibles, pero es verdad que desmoraliza cuando llegas al último puerto de una etapa de montaña y hay cinco de sus corredores delante. Es el resultado de disponer de tanto presupuesto y fichar a los mejores, pero también de que todo alrededor de esos grandes ciclistas funcione y ellos lo logran. Tendré que inventar algo para
ganarles, porque si no lo haces ya estás perdido". Alrededor suyo, en el Astana que liderará en la ronda gala, Jakob Fuglsang ha visto cómo el bloque ha evolucionado y casi se ha convertido en un equipo español. "Cuando llegué era totalmente italiano y ahora se está haciendo más español. Estoy muy contento, porque son buenos corredores que han formado un gran equipo y eso se ve en los resultados que estamos logrando. Todos son muy buenas personas, ¡no tengo ninguna queja!".