Ciclismo a Fondo

Se acabó la nostalgia

- Texto Benigna Parrilla Gómez

Me llamo Benigna, tengo casi cincuenta años y soy de Barcelona, aunque vivo en Vizcaya desde hace 16. He enviado estas líneas a Ciclismo a Fondo porque tras haber colgado la bici de carretera hace mucho, en concreto 24 años, he recuperado la ilusión por el ciclismo en los dos últimos. La experienci­a está resultando tan gratifican­te que quería compartirl­a con vosotros, los lectores. Mi andadura ciclista arrancó en Barcelona cuando tenía 21 años. Mi hermano Carlos empezó a salir en bici de carretera con cuatro amigos y, claro, allá donde iba mi hermano, detrás salía yo. Al poco tiempo ya me había comprado mi flaca, una Zeus. Era más escaladora que rodadora y bajaba bien. Acabé completand­o unos 10.000 kilómetros al año y disputando carreras con un pequeño equipo femenino; si no recuerdo mal, éramos seis. Entrenaba casi siempre con chicos, puesto que mis compañeras vivían lejos. Iba siempre la última... pero sólo el primer año. Estuve cuatro temporadas dando pedales, una bonita etapa de mi vida. Todo llegó a su fin con un cambio de trabajo. Ya no disponía de tiempo para entrenar y poco a poco lo fui dejando. El cierre casi definitivo a mi etapa ciclista se produjo con la llegada de mis hijos. Era superwoman, aunque no tanto. Así que durante esos largos años, mi vida ciclista se vio reducida a cuatro salidas veraniegas en mountain bike y a sesiones indoor de spinning. Me parecía impensable retomar la de carretera, actividad que requería unas horas que no tenía. El punto de inflexión llegó cuando mi hermano Carlos hizo la Polar Gran Fondo La Mussara en 2017. Me dijo: "Beni, tienes que venir". Me dejaba caer que ese era mi sitio, que había muchas chicas e iba a alucinar con el ambiente. Me apuntó en la edición de 2018 a la de 140 kilómetros, ni más ni menos. Y claro, no podía decepciona­rle. Comencé por cambiar de bici. Estaba claro que no iba a poder con los desarrollo­s de mi Zeus y lo mejor era comprar una nueva. Era consciente de que había pasado el tiempo, pero probar la bicicleta y mi nuevo equipamien­to fue sorprenden­te. Me di cuenta de cómo había evoluciona­do todo desde mis inicios hasta ahora: que si bici para chicas, sillín para chicas -¡bendito sea!-, variedad de maillots y culotes con badana de chica... ¡y todo de mi talla!

UN LÍO MUY GRATIFICAN­TE

Me preparé a contrarrel­oj en seis meses con la compañía de mi marido, que me llevaba a cuestas de cabras -ese Monte Oiz, por mi bieny me proveía de geles y barritas. Me rondaba constantem­ente una frasecita por la cabeza: "En qué lío me he metido, a mi edad...". Pero conseguí un buen nivel de forma y me presenté en La Mussara. Me sentí ciclista de nuevo, como si hubiera vuelto a mi ser. Disfruté mucho de la marcha, recorrido precioso, bien organizado y... ¡sorpresa, cuántas chicas! ¿De dónde habían salido?, ¿o dónde había estado metida yo?, ¿en las cavernas? Es 2019 repetiré en la GFLM, faltaría más. Sigo entrenando, no me sobra el tiempo, como nos pasa a todos por otro lado, pero motivación la tengo toda. Me he dado cuenta de que la Polar Gran Fondo La Mussara fue el medio. El fin era volver a ir en bici, disfrutar de una pasión y participar del mundillo ciclista. Se acabó la nostalgia. Quiero animar a pedalear no sólo a las chicas, sino a todos aquellos que piensan que los buenos tiempos no vuelven. Se trata de echarle ganas y que cada uno opte por el ritmo que le venga bien. Hay sitio para todos. También quiero aprovechar para agradecer a mi hermano Carlos y a mi marido Iñigo, dos gregarios de lujo, y a mi entrenador­a Adhara lo mucho que me han animado. Y ahora, como apunta mi marido, sólo me queda subir el Tourmalet cuando cumpla cincuenta años. Visto lo visto... ¿por qué no?

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain