Comienzo feliz con final triste
Jesús Rodríguez Magro era un tío grande y el poder de convocatoria de la marcha organizada en su recuerdo lo evidenció. Lástima que el fallecimiento de un participante la tiñera de luto.
Jesús Rodríguez Magro compitió en el ciclismo profesional desde 1982 hasta 1993 y se nos fue en septiembre del pasado año. Un gregario de lujo que se puso a las órdenes de Miguel Indurain y Pedro Delgado para que ambos alcanzaran grandes éxitos. Militó en los prestigiosos equipos Zor, Teka, Reynolds y Banesto.
LA ALEGRÍA
Tras su retirada ejerció como director deportivo y seleccionador nacional en las categorías júnior y sub23, trasladando toda su sabiduría a jóvenes deportistas. Sin ir más lejos, Iván Gutiérrez se proclamó campeón mundial de contrarreloj bajo sus órdenes. Estos datos no reflejan lo más importante de un deportista, de un director: su personalidad. Magro era un tipo alegre, que siempre contagiaba la carcajada. De esas personas imprescindibles en cualquier equipo y que todos queremos tener cerca. El ciclismo quiso rendir homenaje a Jesús de la mejor manera posible... pedaleando. La Federación Madrileña de Ciclismo, en colaboración con el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, se puso manos a la obra y la cita se fijó para el 24 de marzo. Recibí la invitación para participar y no lo dudé. Con mis compañeros del Club Gregarious me planté en Alcalá para tomar la salida en esta primera marcha ciclodeportiva, La Magrini. Los asistentes podíamos elegir entre un recorrido corto de 25 km o uno largo que se iba hasta los 128 kilómetros, ambos con
salida en la calle Andrés Saborit, donde Jesús montó su tienda de bicis, y llegada en la céntrica y transitada Plaza Cervantes. En la línea de salida, arropando a sus familiares estaban un montón de amigos y compañeros del entrañable Magro: Miguel y Prudencio Indurain, Pedro Delgado, Ángel Arroyo, Martínez Oliver, Lute Anguita, Santi Blanco, Marchante, Mathieu Hermans... entre otros muchos. Y es que eran tantos los que le apreciaban y querían que se reunió un multitudinario pelotón, de más de 500 ciclistas, que se enfundó el maillot conmemorativo con los colores del antiguo Reynolds, equipo muy representativo en la trayectoria del homenajeado. Salimos a las nueve de la mañana, con temperatura fresca aunque el cielo presagiaba calor. Un recorrido por las calles de Alcalá de Henares antes de afrontar las ascensiones a Los Santos de la Humosa (3ª), Loranca (2ª), Pezuela (3ª), Torres de la Alameda (3ª) y Valverde de Alcalá (3ª). Además de las dificultades montañosas, el viento también nos quiso acompañar durante el recorrido. Disfrutamos de un avituallamiento a mitad de ruta que también sirvió para que algunos participantes pudieran fotografiarse con Indurain y contar a sus familiares eso de "Yo pedaleé con Don Miguel". Todavía me sorprende ver la amabilidad que muestra el pentacampeón del Tour de Francia con todo el mundo, ni un mal gesto y siempre cercano al público.
EL DRAMA
Durante el recorrido nos encontramos un accidente y a un ciclista tendido en el suelo. Estaba siendo atendido por los servicios de emergencia y el grupo en el que yo viajaba enmudeció. Sigues pedaleando y te apoyas en creer que todo irá bien y quedará en un gran susto. Al llegar a la meta nos informaron de su fallecimiento. Sin duda una noticia que te machaca, que castiga más que el viento y que el desnivel de la subida más dura que hayas afrontado. Todo cambia y el cansancio pasa de las piernas a la mente. Piensas en alguien que sale de su hogar un domingo para disfrutar del deporte y no vuelve. La única conclusión y acción en la que debemos pensar es la de seguir trabajando para minimizar riesgos y crecer en máxima seguridad. Un trágico suceso que empañó La Magrini en su primera edición. Pese a todo, seguiremos pedaleando porque es lo que nos apasiona, nuestro estilo de vida en definitiva. Descanse en paz.