Campanadas de primavera
A falta de la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja, que cuando leáis estas líneas ya se habrán disputado, las clásicas de primavera de 2019 dejan un sabor de boca tan agradable como sorprendentes han sido sus vencedores e inesperado el batacazo de los que hasta ahora las dominaban con puño de hierro, como Peter Sagan, Greg Van Avermaet o Niki Terpstra, que por unos motivos u otros han perdido foco. Por hablar sólo de las tres de mayor renombre, ni Philippe Gilbert en París-Roubaix, prueba que solía evitar para centrarse en las Ardenas; ni por supuesto Alberto Bettiol en el Tour de Flandes, que después de un año muy difícil ha recuperado el pulso con su regreso a la estructura de Vaughters; ni siquiera Van der Poel en la Amstel Gold Race, quien hasta el mágico abril que ha firmado era una gran promesa por confirmar en la carretera, figuraban hace un mes entre los principales aspirantes a levantar los brazos en ellas. El campeón holandés merece espacio aparte. Su versatilidad, tan fuerte sobre los adoquines como en los bergs, abre ante él un abanico de posibilidades infinito y le convertirá a buen seguro en la joya del mercado este verano. ¿Quién le pondrá el cascabel al nuevo niño de oro? Algunas páginas más adelante, Joseba Beloki vaticina que continuará compitiendo en ciclocross. Yo no lo tengo tan claro, pero tanto si se mantiene fiel a su amor por la disciplina del barro, como si se decanta por volcarse en la temporada de asfalto, nos vamos a divertir.