El resurgir del ciclismo italiano

Después de un 2018 en el que sólo Elia Viviani salvó el tipo con sus cuatro triunfos de etapa, más el de Enrico Battaglin y el quinto puesto final de Domenico Pozzovivo en la general que se llevó Chris Froome, el ciclismo italiano vuelve a resurgir y brillar con todo su esplendor en su cita más grande e importante. Si bien Vincenzo Nibali no estuvo en ningún momento cerca del rosa ni tampoco dio muestras de poder con Richard Carapaz, el Tiburón devolvió a Italia al podio del Giro dos años después de haber sido tercero en la Corsa Rosa que ganó Tom Dumoulin a Nairo Quintana. "He corrido lo mejor que he podido, no puedo reprocharme nada porque he luchado de todas las formas posibles. Estoy contento con mi Giro", dijo un día antes de terminarlo en Verona. En esa foto final le acompañó otro compatriota que es la sensación del ciclismo italiano: Giulio Ciccone. Con una etapa, la que finalizaba en Ponte di Legno escalando el Mortirolo y el maillot de la montaña -obtenido con la mayor ventaja de puntos de la historia-, el ciclista del Trek-Segafredo es ya el nuevo ídolo patrio. Sin embargo, la última gran alegría para los italianos la dio Damiano Cima. El corredor del Nippo-Vini Fantini protagonizó un final de infarto en la 18ª etapa al atacar en la fuga que ya languidecía en la misma línea de meta y terminar alzando los brazos. Ambos, 24 y 25 años respectivamente, ganaron en la tercera semana, lo que dice mucho de sus cualidades y su capacidad de recuperación. La primera parte de la carrera el protagonismo lo tuvieron Cesare Benedetti con su triunfo en Pinerolo y Fausto Masnada -también 25 años- haciendo las delicias de su jefe, el incombustible Gianni Savio, en San Giovanni Rotondo, y Valerio Conti, que fue maglia rosa durante seis días, la primera que lucía un local desde el último día de la edición 2016, cuando Nibali ganó la clasificación general. A todos ellos se une el gran protagonismo de hombres de equipo como Domenico Pozzovivo y Damiano Caruso, los dos mejores escuderos de Vincenzo Nibali en las montañas. Sólo faltó para redondear la fiesta, el tricolore de Elia Viviani, que aunque alzó los brazos en la tercera etapa, fue finalmente descalificado y acabó dejando el Giro a las puertas de las grandes montañas.