La luz interior
La imagen más bonita de este Giro la protagonizó Esteban Chaves, pero no se tomó el día que fue el gran protagonista -victoria de etapa en San Martino di Castrozza- sino dos etapas antes, cuando fue segundo en la meta de Anterselva superado por el prometedor galo Nans Peters. El Chavito atiende a la nube de medios de comunicación, con su característica sonrisa aprisionada entre los micrófonos y una valla. Al otro lado de la misma, sus padres se funden en un abrazo apasionado, derramando lágrimas de alegría por ver a su hijo salir del túnel. La foto la tomó el belga Kristof Ramon; está en su Instagram. Merece la pena buscarla. Probablemente no os suene nada el nombre de Diana Casas, pero Chaves lo lleva escrito cinco veces en cada zapatilla. Fue su fisioterapeuta y su confidente durante muchos años, y murió justo antes del Tour de Francia 2017 llevándose consigo una parte de la luz interior del escalador colombiano. Lo que le quedaba se fundió en el posterior Giro d’Italia: rubricó una victoria excelente en el Etna a dúo con Simon Yates y, pocos días más tarde, entró en barrena. Su cuerpo manifestó las enfermedades de su alma con una mononucleosis, un virus que infecta al 90% de la población y sólo se expresa a gritos la primera vez que entra en nuestro cuerpo, normalmente a partir de un intercambio de fluidos con una persona portadora. Su incidencia depende de la edad. Si el contagio ocurre cuando tenemos dos años, la infección es asintomática. Si el paciente tiene quince, tardará unas semanas en recuperarse. Si ya tiene treinta, como le ha ocurrido a Chaves, Mark Cavendish o Beñat Intxausti, el virus es un calvario. Nuestro protagonista pasó ocho meses en el dique seco. Fue un período de catarsis donde mucho cambió en la vida personal y profesional de un ciclista que ya había mirado a los ojos de la adversidad cuando, siendo una joven promesa, sufrió una grave caída que, sin paciencia o sin tino, le hubiera dejado el brazo derecho inútil. Como entonces, el fantasma de la retirada quiso materializarse. Como entonces, el apoyo de su núcleo duro y de su equipo, Mitchelton-Scott, sumado con su fuerza de voluntad, le han sacado del pozo. Chaves volvió a la competición en la Volta a la Comunitat Valenciana, hinchado y limitado como cualquier víctima de este enemigo que nos habita. A base de esfuerzos muy bien calculados ha logrado llegar a la primera gran vuelta con un buen punto de forma que creció hasta permitirle una victoria liberadora. "La subida final ha sido un resumen de mi vida. He tenido que apretar muchas veces y creer en mis posibilidades para ganar". Con su sonrisa y su sudor, Chavito prendió de nuevo su luz interior.