Paso a paso

Alberto Contador camina en dirección hacia la salida de Aranjuez para cortar la cinta cuando ve por última vez a Diego Pablo Sevilla, el chaval que ha crecido de su mano desde que creó el equipo júnior de la Fundación y el ciclista que mejor conocía las carreteras de la primera etapa de la ronda madrileña. "Diego, no te digo nada y te lo digo todo". Con cercanía y de buen rollo, pero dejándole el peso de la etapa a su pupilo, Contador espolea a Sevilla. Cuatro horas después, en meta, el del Kometa reconocía que quería esperar un poco antes de lanzar su ataque, pero las ganas le pudieron. En medio, lo dio todo en la etapa de su tierra para pasar primero por cuatro de los seis puertos puntuables y segundo por otro, hasta que la fuga fue neutralizada en el alto de Chinchón, curiosamente el más cercano a su casa. La larga escapada le valió a Diego Pablo para vestirse de líder de la montaña, pero al día siguiente Mancebo hizo gala de su buen conocimiento de la zona oeste de la Comunidad para arrebatarle el preciado maillot. "Creía que no iban a llegar y cuando me he puesto a perseguir ya era tarde", analizaba el madrileño, que perdió la oportunidad de subir al podio en la Castellana.