VUELTA A MADRID
Clément Russo se hizo con la general de la Vuelta a Madrid en una demostración de cómo maximizar los recursos por parte del Arkéa-Samsic, que aprovechó la igualdad -quince ciclistas acabaron en el mismo tiempo- para terminar como el equipo más laureado.
Dominio de los sprinters y doblete del Arkéa-Samsic con Russo y Hardy.
Unos minutos después de terminar la tercera etapa de la Vuelta a Madrid, en el Paseo de la Castellana, los siete ciclistas del Arkéa-Samsic forman un círculo en torno a un compañero. Clément Russo acaba de ganar la general, Maxime Daniel la etapa y Romain Hardy ha concluido segundo en la ronda gracias a su cuarto puesto, por delante de Carlos Barbero. Sin embargo, no celebran nada, sino que se preocupan por el jovencísimo Alan Riou, que llora tras la caída en los últimos metros cuando lanzaba el sprint para sus compañeros. Riou, un tipo duro capaz de concluir la ParísRoubaix por cabezonería, llegando a
más de 45 minutos de Gilbert tras perder el pelotón al esperar a Greipel cuando sufrió un problema mecánico, se repone rápido y las caras en el conjunto francés dejan a un lado la preocupación. ArkéaSamsic, que hasta entonces sólo había ganado esta temporada una etapa con Greipel en la Tropicale Amissa Bongo, se presentó en la salida de Aranjuez con un equipo muy joven, sin un líder claro y con una táctica que desconcertó porque Clément Russo y Maxime Daniel concluyeron tercero y cuarto al sprint, en vez de trabajar uno para el otro, el primer día. El resultado les dio la razón en una vuelta decidida, una vez más,
por el puestómetro y en la que la mala suerte de un enganchón en el sprint de la Castellana privó a Alex Aranburu, ganador de la segunda etapa, de luchar por un triunfo final que habría rematado el notable trabajo de su equipo, el Caja Rural-Seguros RGA.
BONIFAZIO GOLPEA PRIMERO
La Vuelta a Madrid repitió formato con dos etapas en línea y el circuito final del Paseo de la Castellana como colofón. Dos jornadas con recorridos interesantes y ascensiones de cierta dureza, pero que a la postre no resultaron decisivas para romper la igualdad y quince corredores
llegaron con opciones de llevarse el triunfo final en las calles de la capital. La primera etapa la tenía marcada Diego Pablo Sevilla (Kometa Cycling), buen conocedor de la zona, y su insistencia desde el banderazo de salida provocó que la escapada del día se configurase en los primeros cinco kilómetros, cuando el pelotón aún no había salido de Aranjuez. Le acompañaron Joao Rodrigues (W52Porto), Alan Riou (Arkéa-Samsic), Igor Boev (Gazprom-Rusvelo) y Juan Osorio (Manzana Postobón) y veinte kilómetros después se unieron Diego Cano (Coldeportes-Strongman) y Paco Mancebo (Matrix Powertag). Los seis se entendían con el beneplácito de Movistar, Euskadi-Murias, Total Direct Energie y Caja Rural-Seguros RGA, que los mantuvieron a raya hasta que fueron neutralizados después de 130 km de una aventura que le valió a Sevilla para vestirse como líder de la montaña. En la larguísima recta de meta, paralela al Jardín del Príncipe de Aranjuez, el más rápido fue Niccolò Bonifazio, que hizo valer el buen trabajo del Total Direct Energie para imponerse a Enrique Sanz y Clément Russo, un ciclista desconocido para el gran público que debutó la temporada pasada en profesionales después de proclamarse dos veces campeón de Francia de ciclocross. La segunda jornada era sobre el papel la única opción para evitar que un sprinter se llevase la Vuelta a Madrid por sus seis altos puntuables. El incombustible Mancebo quiso ser protagonista de nuevo en su zona de entrenamientos y se marchó desde el inicio junto al portugués
Joao Ferreira (W52/Porto), una fuga a la que llegaron después su compañero José Vicente Toribio y Jorge Cubero (BurgosBH). En el pelotón, el Manzana Postobón era el equipo con más intereses en endurecer la carrera y dinamitó la etapa en la ascensión al Alto de Peguerinos, de segunda categoría y que se coronaba cuando aún restaban casi 100 km a meta, dejando el pelotón muy reducido, con apenas 40 ciclistas y sin la presencia del líder Bonifazio. Movistar Team consiguió mantener a todos sus corredores en el pelotón y asumió la responsabilidad de tirar para favorecer las opciones de Carlos Barbero, que acudió a Madrid renqueante por una caída en Asturias, hasta que comenzó el último alto de la jornada a falta de 20 km para la meta. Era la última oportunidad de romper el grupo y Caja Rural-Seguros RGA lo quiso aprovechar con una aceleración de Sergui Chernetski a la que dieron continuidad Gonzalo Serrano y Jonathan Lastra poniendo el grupo en fila de a uno. En el quebrado final lo intentaron varios ciclistas, entre ellos un valiente Antonio Soto (Fundación Euskadi), aunque el que más cerca estuvo de impedir la volata fue Evgeny Shalunov, vencedor de la Vuelta a Madrid 2015, que entró en solitario en San Martín de Valdeiglesias. Las rampas del pueblo fueron muy duras para el ruso, absorbido por el reducido pelotón en el que Alex Aranburu supo esperar para rematar con un magnífico sprint el trabajo de su equipo en el pueblo de su director, Josemi Fernández. El triunfo de etapa vestía de líder al guipuzcoano, aunque de nuevo Clément Russo, tercero, y Romain Hardy, segundo, habían demostrado que la peculiar táctica del Arkéa-Samsic estaba dando sus frutos.
LA LOTERÍA DEL SPRINT
Aunque Jasha Sütterlin sorprendió al pelotón en la edición de 2017, la última etapa de la Vuelta a Madrid se resuelve tradicionalmente en un sprint precedido por una fuga consentida mientras el equipo del líder trabaja en el pelotón. El guion previsto se cumplió y el protagonismo en la escapada recayó en Ryohei Komori y José Vicente Toribio, que dieron visibilidad a un combativo Matrix Powertag, Antonio Carvalho (W52 Porto), Diego López (Fundación Euskadi), Igor Boev (Gazprom) y José Manuel Gutiérrez (Guerciotti-Kiwi Atlántico). Los seis se mantuvieron en cabeza desde la primera de las dieciséis vueltas en el Paseo de la Castellana, controlados por el Caja Rural-Seguros RGA, hasta que fueron absorbidos en la última vuelta cuando comenzaron a trabajar EuskadiMurias y Total Direct Energie. El giro final fue un caos en el que se mezclaron los intereses por ganar la etapa y por resolver la general entre los quince ciclistas que estaban en el mismo tiempo. Un toque con otro corredor hizo que Aranburu rompiese un radio de su rueda delantera, lo que le impidió pelear por el sprint, mientras que los ciclistas del Arkéa demostraron ser los más hábiles en el desconcierto copando tres de las cuatro primeras posiciones de la etapa y dando validez a una táctica de guerrillas que les permitió lograr un magnífico botín partiendo desde una posición teóricamente inferior. Chapeau.