Ciclismo a Fondo

VUELTA A ASTURIAS

Movistar Team se exhibió a cuatro manos en la subida al Acebo con Mikel Landa y un Richard Carapaz que repitió victoria en la Vuelta a Asturias, su mágico trampolín hacia el Giro de Italia.

- Texto Ainara Hernando Fotos Luis Ángel Gómez/Photo Gomez Sport

Richard Carapaz y Mikel Landa, imparables en el Acebo.

Cuando Pelayo comenzó la Reconquist­a, el levantamie­nto rebelde contra la ocupación musulmana, apenas era un noble visigodo de vida cómoda y algún que otro ideal insurrecto. Se rebeló, fue de los primeros. Por eso los demás le eligieron como jefe en el camino que llevaba a la batalla y el enfrentami­ento. Es importante pegar primero, supone una garantía de éxito. Idéntica jugada maestra realizó Richard Carapaz en Asturias muchos siglos después, pero con el mismo ejemplo del guerrero visigodo fraguado en el campo de batalla que llegó a ser rey de reyes. A Pelayo no le gustaba eso de pagar impuestos, casi tan poco como a Carapaz tener que aguantarse su ambición y acallar el ansia de poder y dominio que

sus piernas piden a gritos. Él también es un rebelde. Como Pelayo, eligió Asturias, la tierra de las montañas, para erigirse contra el poder establecid­o. Miró de frente y no esquivó la batalla. ¿Enemigos? El ecuatorian­o ninguno, o eso debe de ser. Pero por si acaso, Richard dio el gran golpe de gracia, el primero. El que más sorprende y mayor ventaja otorga. Lejos, eso sí, del verdadero campo de la contienda que sería pocos días después el Giro de Italia.

EL ACEBO ES TELEFÓNICO

Como Pelayo también, lo que hizo Richard Carapaz fue refugiarse en las montañas. En el año 722, y con un ejército que no pasaba de los tres centenares de hombres astures, vascones

y cántabros frente a los 185.000 de los musulmanes, se refugió en el monte Auseva tras las primeras ofensivas que se saldaron con derrota cristiana. Allí, agazapados en las cuevas y escarpadur­as del valle, les tendieron una emboscada y los rebeldes comenzaron a ganar terreno. El abrupto entorno que tan bien conocía estaba de su parte. Es lo mismo que le pasó al del Movistar Team en La Vueltina. Es ya su tierra talismán. Su escenario, las mismas montañas y picos que utilizó en su camino hacia la corona el noble insumiso, le sirvieron para iniciar su particular reconquist­a. El suyo fue el Acebo, el plató donde ya se exhibió un año atrás. Dejaron pasar la primera etapa, con triunfo para el colombiano Carlos Quintero (Manzana Postobón), y se preparó para la contienda del coloso astur que tan buenos recuerdos le traía. Esta vez, dorsal 1, más ambicioso, más ciclista, mayor deseo y ansia, Carapaz no tuvo dudas en volver a volar como un cóndor ecuatorian­o camino de Cangas del Narcea. Fue la gran -y agradable- sorpresa que la Vuelta a Asturias incluyó en su corta y explosiva carrera, que pide a gritos más días, etapas y equipos. Una de esas pruebas excepciona­les que el ciclismo no se puede permitir perder. El Acebo, por primera vez, no era final de etapa

en alto, sino que tras un descenso de infarto llevaba hasta la localidad asturiana. Y por allí planeó con las alas bien abiertas Carapaz, mirando lejos, al horizonte. A Italia, al Giro. En ese camino y en el ataque lo acompañó Mikel Landa, que también quería saborear las mismas vistas desde la cumbre del Acebo, las de los Dolomitas y la salvaje montaña italiana. Exhibición absoluta. Desde allí no hubo nada más que hacer, ya no tenían rival. A diez metros de la meta, Landa echó mano al freno y dejó pasar primero a su compañero, “aunque la victoria es de los dos y por eso hemos querido entrar juntos alzando los brazos”, aclaró el ecuatorian­o. Pero él cruzó, otra vez, la línea el primero.

PASEO HASTA OVIEDO

Sin rendición. Así lo hizo Pelayo tras las primeras victorias que comenzaron a inquietar a los musulmanes. No quiso acceder a firmarla cuando se la ofrecieron y decidió atrinchera­rse en Covadonga. La última batalla de la Vuelta a Asturias no tuvo enemigos. Mikel Landa no tomó la salida por una uña del pie ennegrecid­a y el camino de Carapaz hasta Oviedo fue un paseo triunfal. El letón Neilands (Cycling Academy) y el joven ruso Vlasov (Gazprom), que pasaban a ser segundo y tercero, tenían más de dos minutos perdidos. Sin complicaci­ones. “La clave era controlar de salida, que no se fuesen fugas grandes, estar pendientes y llegar sin apuros hasta el Violeo”. Dicho y hecho. Carapaz resistió, igual que Pelayo, que entre las montañas asedió a los musulmanes empujándol­os hacia los desfilader­os. En caída libre. Sus hombres trepaban por los montes y descendían en la retaguardi­a enemiga que, sorprendid­a, caía en la trampa. Así acabó por derrotarlo­s. El del Movistar Team también tiró de los suyos, de Mikel Landa hasta su retirada primero y del resto en la última etapa. “Desde el primer día han controlado la carrera, llevando en todo momento el ritmo que quería. Sin ellos no habría sido posible manejarnos tan bien. Estoy muy contento por alcanzar este segundo éxito”, decía el escalador ecuatorian­o en la meta de la capital asturiana. “Aquí, en Asturias, logré mi primer título en una vuelta por etapas el año pasado y repetirlo me llena de alegría y, sobre todo, confianza. Es muy especial volver a llevar este maillot azul de líder”. Así lo hizo hasta Oviedo, donde levantó los brazos el veterano portugués Edgar Pinto (W52-FC Porto). Marcha triunfal para ocupar el trono en su reconquist­a de la Vuelta a Asturias.

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 ??  ?? 2 Dominio sudamerica­no. El colombiano Quintero, el venezolano Aular y el ecuatorian­o Carapaz impusieron su ley en Pola de Lena.
2 Dominio sudamerica­no. El colombiano Quintero, el venezolano Aular y el ecuatorian­o Carapaz impusieron su ley en Pola de Lena.
 ??  ?? 1 Lanzados en el Acebo. Mikel Landa y Richard Carapaz materializ­aron en la jornada reina la superiorid­ad del Movistar Team.
1 Lanzados en el Acebo. Mikel Landa y Richard Carapaz materializ­aron en la jornada reina la superiorid­ad del Movistar Team.
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El letón Krists Neilands y el ruso Aleksandr Vlasov subieron al cajón beneficiad­os por la retirada de Landa.
3 Podios del este. El letón Krists Neilands y el ruso Aleksandr Vlasov subieron al cajón beneficiad­os por la retirada de Landa.
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A Edgar Pinto (W52), cuarto en la general y ganador en Oviedo, se le da de maravilla competir en España.
2 Guinda portuguesa. A Edgar Pinto (W52), cuarto en la general y ganador en Oviedo, se le da de maravilla competir en España.

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