Geraint Thomas encendió las alarmas

Por si el particular mes negro del equipo Ineos no hubiese tenido poco de pesadilla con la grave caída de Chris Froome en Dauphiné que le dejará muchos meses en el dique seco, en la Vuelta a Suiza el equipo inglés también vivió un gran susto cuando en los últimos kilómetros de la cuarta etapa, camino de Arlesheim, el que será el dorsal 1 del próximo Tour de Francia se fue al suelo en una aparatosa caída. "Un ciclista del Astana -Zeits, que sufrió fractura de clavícula- se cayó delante de mí y me fui al suelo. Aterricé sobre mi hombro y mi cara, había mucha sangre. Estaba dispuesto a continuar, pero hay que tener cuidado con los golpes en la cabeza y los médicos me aconsejaron abandonar", explicó el galés. Las alarmas se encendieron como luces brillantes de neón. A Thomas le realizaron varias pruebas y radiografías, pero no fue hasta bien entrada la noche cuando el galés abandonó el hospital e Ineos hacía público que el vigente ganador del Tour no tenía nada serio más allá de varios puntos de sutura en la ceja. "Como me golpeé en la cabeza, los médicos me frenaron en el momento que quise volver a subir a la bici", repitió con pesar. Se sintió "decepcionado" por abandonar la Vuelta a Suiza, "y además perdí otro par de gafas", añadió con su característico toque sarcástico. "Es algo frustrante y un gran contratiempo, pero con buenos entrenamientos aún hay tiempo para llegar en perfectas condiciones al Tour", concluía esperanzado.