Exhibición propia de un León
Una victoria de Luis León Sánchez lleva impresa una exhibición. Eso es innegociable. Y la que consiguió en la segunda etapa de la Vuelta a Suiza no podía ser menos. El murciano volvió a rugir a lo grande en la meta de Langnau im Emmental. Atacó a once kilómetros para el final y mantuvo un pulso vibrante contra un pelotón desatado que buscaba el sprint, pero tuvieron que ver cómo Luisle alzaba los brazos y les enseñaba el dorsal. A lo grande. Astana salió a por el triunfo de etapa e hizo la selección en la penúltima cota del día, Schallenberg, de ocho kilómetros, donde Omar Fraile se desplegó. Aunque el vizcaíno llegó a tener una docena de segundos, lo alcanzaron en la última tachuela, Chuderhusi. El equipo kazajo no bajó los brazos y en la bajada fue Merhawi Kudus quien tomó el testigo. Apenas duró en cabeza, pero el intento del eritreo fue el impulso que necesitó Luisle para lanzarse. El de Mula arrancó sin mirar atrás para marcharse en busca de la gloria, protagonizando el momento más emocionante de toda la carrera. Llegó a contar con medio minuto de ventaja, pero el trabajo del Bora-Hansgrohe para Sagan y el del Sunweb para Michael Matthews lo pusieron casi a tiro. Luisle no se rindió como acostumbra y llegó con tiempo suficiente de alzar los brazos hacia el cielo, desde donde su hermano León le vigila y cuida siempre. "No esperaba estar tan fuerte en el final, pero por suerte mantuve el hueco que hice. Endurecimos la etapa y luego, cuando he visto el momento, lancé mi ataque. Por momentos la situación estaba al límite porque me tenían cerca y venían muy fuerte, pero he logrado resistir y ganar".