La mala suerte se ceba con Froome
Andaba reconociendo el recorrido de la contrarreloj del Critérium du Dauphiné cuando Chris Froome, líder indiscutible del Team Ineos, se topó con la espalda de Fortuna. El británico chocó contra un muro en el kilómetro 11, en una carretera cercana a Saint-André-d’Apchon, por una maldita ráfaga de viento. "Todo pasó en una parte de descenso, a gran velocidad. Chris se ha golpeado contra un muro. La ambulancia intervino rápidamente y le atendió hasta que llegó un helicóptero", apuntó, en un primer momento, Dave Brailsford, el mánager del Ineos, en declaraciones a la televisión pública francesa. A 60 km/h marchaba Froome cuando topó contra el muro, fracturándole su fémur y codo derechos, y varias costillas, por lo que dice adiós al Tour de Francia y también al resto de la actual temporada. "Nuestro objetivo principal ahora es, obviamente, asegurarnos de que Chris reciba la mejor atención posible, lo que hará que pueda recuperarse cuanto antes", señaló posteriormente Brailsford, que sólo suma desgracias desde el cambio de denominación de su equipo, pues en la previa del Giro de Italia ya perdió a Egan Bernal y las dudas revolotean sobre la sombra de Geraint Thomas, que no acaba de encontrar el punto de pedal óptimo para repetir triunfo en un Tour que se queda huérfano de su mayor leyenda en activo.
Van Aert, esta vez imponiéndose a los más veloces. Más apretado fue el final de la sexta etapa, en la que Julian Alaphilippe (Deceuninck-QuickStep) batió por los pelos a Gregor Mühlberger (BoraHansgrohe), quienes dejaron atrás al tercer escapado del día, el italiano Alessandro De Marchi (CCC Team).
POELS, DE CAZA
El Dauphiné debía empezar a decidirse en la séptima etapa, en la que no salió Tom Dumoulin por los problemas que arrastraba en la rodilla izquierda y le acabarían apartando del Tour, en la que Wout Poels realizó una llamada de aviso al Ineos en forma de victoria y en la que Jakob Fuglsang fue el más listo, enfundándose la prenda de líder y dando un paso de gigante hacia la victoria final. No ganó la etapa en Pipay porque un encendido Poels, que dedicó su éxito al caído Froome, anduvo más despierto -cazó a Fuglsang y a Buchmann (BoraHansgrohe) en los últimos mil metros -, pero sí demostró su fortaleza. Aguantó los ataques de Nairo y compañía, lanzó una ofensiva a 4 km de la cima y volvió a la carga a un kilómetro y medio de la meta, el golpe definitivo a una carrera que en la octava y última etapa vivió una jornada sosa, en la que Dylan van Baarle (Team Ineos) ganó fugado y en la que Jakob Fuglsang no tuvo ni que sudar, arropado por la maquinaria celeste, para conquistar su segundo Dauphiné. El británico Adam Yates, que marchaba segundo en la general, se retiró durante la jornada sin más explicaciones, dando vía libre a Tejay Van Garderen y Emanuel Buchmann para subir al podio definitivo.