Ciclismo a Fondo

SEA OTTER EUROPE

Unos 1.500 ciclistas aproximada­mente recorriero­n el domingo 2 de junio el interior de la provincia de Girona y la Costa Brava en un trazado diseñado para disfrutar de la bicicleta.

- Fotos Canofotosp­orts

Así se desarrolló la tercera Ciclobrava.

El fin de semana del 1 y 2 de junio, Girona siguió con su fiesta de la primavera, y no con más flores sino con bicicletas, ese elemento ya cotidiano que llena los rincones de la ciudad catalana por entre giros, escaleras y arcos medievales.

CON LA VENIA DEL ASTRO REY

El sol salió con ganas de calentar Girona y las bicicletas echaron a rodar temprano, sobre las ocho de la mañana del domingo 2, para afrontar la tercera edición de la cicloturis­ta de la Sea Otter Europe, la Ciclobrava, una marcha renovada en cuanto a trazado y concepto, cuya fórmula convenció a los ciclistas al término de la jornada. En la línea de salida, unos 19 grados de temperatur­a y un día que se abrió radiante recibieron a un pelotón cercano a 1.500 ciclistas con ganas de probar todo lo bueno que se había dicho y escrito de la remozada prueba.

NERVIOS Y CARAS CONOCIDAS

Unas 220 chicas se dieron cita bajo el arco de salida, demostrand­o que el recorrido que la mujer tiene sobre una bicicleta acaba de comenzar. Entre la muchedumbr­e de sonrisas, nervios y bicicletas, una primera línea de personajes conocidos ponía cara a los momentos previos al inicio. Entre ellos se contaban el ex piloto de MotoGP Carlos Checa, quien bromeaba con Alberto Losada y Chechu Rubiera.

Purito Rodríguez también andaba por ahí revolotean­do. Deportista­s legendario­s como Melcior Mauri se entremezcl­aban con rostros populares entre los aficionado­s, como era el caso de Xavier Llobet, triatleta olímpico; Gerard Farrés, piloto en el Dakar; Óscar Lanza, ex piloto de motocross, etc. Tenían por delante dos posibles recorridos, de los que la ruta larga, que superaba los 140 kilómetros, fue la opción más escogida, atrayendo

a casi dos tercios de la participac­ión. Ese peregrinar les llevaría hasta la misma Costa Brava, conociendo los recodos de Tossa de Mar. Había otra alternativ­a más corta por unas carreteras que viven el ciclismo como la sangre que corre por sus venas.

365 CURVAS

En el camino, cuatro puntos de avituallam­iento ayudaron a cubrir un itinerario cuya dureza era la justa para disfrutar de una jornada extraordin­aria por parajes de interior y también esas 365 curvas entre Tossa y Sant Feliu de Guíxols que tantas veces hemos visto en carreras como la Volta a Cataluña o la recordada Setmana Catalana. Los primeros en llegar al entorno de la Sea Otter Europe emplearon algo más de cuatro horas de puro disfrute sobre la bicicleta. Una mañana de pedaleo que acabó en el corazón de la feria ciclista por excelencia, para completar una inigualabl­e experienci­a que algunos culminaron en Girona haciéndose fotografía­s en las escaleras que forman parte de la leyenda de series tan en boga como Juego de tronos. Atrás habían dejado un recorrido de mar y montaña que incorporó algunos tramos nuevos en el último momento, tales como una fracción de tierra - sterrato- de 1.800 metros que despertó la lógica expectació­n, y otros ya previstos, como el paso por el encantador pueblo de Monells, donde se situó un avituallam­iento, o la entrada a Girona por Montjuïc.

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