Ciclismo a Fondo

PELLO BILBAO

Le conocí siendo sub23. Un chaval fino, listo en carrera, que estudiaba en Vitoria. Tenía algo diferente. Unos cuantos años después ha ganado dos etapas en todo un Giro de Italia defendiend­o el maillot del Astana.

- Texto Joseba Beloki Fotos Rafa Gómez

Joseba Beloki entrevista al vizcaíno.

Pello se curtió muy poco a poco y, con alguna dificultad que otra, fue haciendo su camino. Aquel universita­rio a quien en ocasiones nombraba en mis artículos de esta revista ya es una realidad. Triunfos importante­s... y más que llegarán. Hoy defiende los colores del Astana Pro Team. ¿El año que viene? Todavía no lo sabemos, pero estoy completame­nte de acuerdo con el vizcaíno en que ha llegado el momento de coger la responsabi­lidad.

DENTRO DE LA BURBUJA

Joseba Beloki: Bueno Pello, han pasado unos días desde la finalizaci­ón del Giro de Italia. ¿Cómo lo valoras desde una cierta distancia?

Pello Bilbao: Cuando vuelves a casa siempre le das un plus a lo que has alcanzado. Allí, dentro de la burbuja, parece que no te puedes permitir disfrutar demasiado de lo conseguido. Los momentos buenos pasan, ya que sólo piensas en centrarte para el día siguiente. El año pasado me sucedió lo mismo; logré un sexto puesto muy importante para mí, pero hasta llegar a casa no lo valoré como tal. Fue cuando aterricé en el pueblo y me di cuenta de cómo lo había vivido la gente desde fuera. Regresar a casa y compartirl­o con mi gente ha sido también muy especial esta vez. Sabía que era un Giro en el que me iba a tocar trabajar, o eso creía. Miguel -Ángel López- estaba en condicione­s para disputar el Giro, a ese nivel, pero por mala suerte o por no poder mantener a diario la regularida­d, nos ha faltado conseguir ese puesto que esperábamo­s. Fui sin idea de hacer una buena general. En 2018 el equipo me concedió libertad para intentar meterme en ella. Vieron que estaba bien y me dieron confianza para intentarlo. Este año, después de los dos podios de Miguel, optaron por confiar en él. Llevaba la ilusión de centrarme en una etapa. Los planes no iban saliendo como lo imaginado, Miguel no nos hizo trabajar hasta la última semana y yo estaba metido en la general gracias a una fuga y las dos cronos, pero siempre consciente de que el líder era él. Quizá las alergias me dieron la excusa de desentende­rme de la clasificac­ión general. Muchas veces esa tensión del día a día, de estar metido en cada segundo de la carrera, hace que la competició­n se vuelva muy estresante. Tienes que cuidar cada pequeño detalle. Así que estaba dispuesto a perder todo Dos etapas. ¿Objetivo cumplido? ¿Cuáles eran tus expectativ­as reales antes de partir hacia Italia? en la general en cuanto surgiera una complicaci­ón. Un muy mal día por las alergias me sacó de la pelea y ya me centré en mi trabajo para Miguel y en luchar por la segunda etapa. Dos victorias diferentes en su ejecución. También tu estado de forma fue variable durante la carrera italiana. Sí. El año pasado, pese a ir justo, había momentos que estaba a un minuto de los favoritos. En 2019, en cambio, me ha sido imposible. Aparte de que no acudí mentalizad­o al 100% para la general, no tenía la misma regularida­d. Dos etapas llanas malas con las alergias me hicieron ser consciente de que a la primera dificultad el cuerpo podía no responder. La primera jornada con un puerto de primera fue muy dura para mí, con el cuerpo completame­nte bloqueado, sin poder apretar. Ni siquiera sufría, no podía respirar. Pese a todo, me recuperé y pensábamos en la etapa del sábado como aquella en la que se podría dar la vuelta a todo, como consiguió Froome en la edición anterior. Conservába­mos ese objetivo antes de despedirno­s del Giro. Miguel estaba motivado y tras recuperar cuarenta segundos en un puerto donde creíamos que no se marcarían grandes diferencia­s, la cabeza nos llevaba a pensar en intentarlo. Así lo probamos y pude rematar.

¿Cómo fueron esos metros finales? Carapaz, Landa, Nibali..., el podio en juego. Os cogen, Mikel se mueve y llega la última recta. En el momento que entraron los favoritos desde atrás pensé que las opciones se me complicaba­n. Pero en cuanto pasaron 500 metros, todo lo contrario. El ritmo que llevaban ellos era más constante que el que traíamos nosotros, pero no era una marcha que me pudiera descolgar; incluso me vi con más posibilida­des. Observé que Carapaz sólo buscaba ayudar a Mikel y quería lanzar el sprint para él. Y bueno, Mikel era la rueda a seguir para intentar aprovechar la situación que se estaba planteando. Sabía que de llegar así a la última recta, lo podía intentar. Con la caída de Dumoulin se quedó un Giro marcado por las cronos de Roglic. Luego vino una segunda parte montañosa en la que la regularida­d de Carapaz le llevó a la victoria. ¿Cómo lo viviste tú? Ha sido una carrera rara. Cada vez que teníamos una charla en el seno del equipo salía la comparació­n con el pasado año. Nos decían que parecía que esta vez el ritmo no era tan fuerte y sin embargo nos veían muertos. Los primeros doce días marcaron mucho la general.

Para mí la lectura es que donde la gente esperaba que no se iba a hacer el Giro se hizo y cuando todos pensaban que al Giro se le podía dar la vuelta, no se le pudo dar. Las dos cronos distanciar­on a algunos favoritos. Las caídas, llegadas nerviosas que hicieron diferencia­s, todo ello marcó la carrera. Roglic gestionaba una gran ventaja y Nibali siempre estuvo bien posicionad­o. Eran otros los que se

veían obligados a recortar, como López, Landa, etc. Eso me indicaba que con los escaladore­s puros íbamos a tener gran competenci­a. Ellos debían estar a diario disputando cada segundo para recuperar tiempo y eso no nos daría apenas margen. Pero después, Movistar bloqueó la carrera. Era el equipo más fuerte y la llevaron muy atada. Pensábamos que Roglic estaba mejor y viendo cómo iba Carapaz, sabíamos que sería complicado darle la vuelta. No apreciamos ningún resquicio para hacerle daño. ¿Crees que se quedó alguien sin hacer los deberes?

No creo. ¿Nibali?

Podría ser. Lo que sucede es que no tenía nada más para dar. El equipo lo intentaba con Caruso y Pozzovivo, pero no. Desde fuera dio la sensación de ser un Giro donde sólo estabais veinte. Pozzovivo y Caruso con Nibali, vosotros con López y Movistar Team potente. Roglic, solo y sin genialidad­es en la segunda parte, consiguió meterse en el podio. Movistar y Nibali pudieron sacarle de carrera en el Mortirolo y no lo aprovechar­on. ¿Fue por miedo o por falta de confianza? Creo que Nibali se equivocó pensando que Roglic era el más peligroso. Se cebó en exceso con él pese a ser el mejor posicionad­o de los escaladore­s. Decidió que fuesen otros los que cogiesen la responsabi­lidad como equipo y él estar pendiente sólo de Roglic. No se dio cuenta que Movistar Team le arañaba segundos poco a poco. Le comieron la ventaja tan importante que había adquirido después de los primeros doce días de carrera. En otro Giro le hubiese servido. No sé si fue porque se equivocó o por falta de piernas, el caso es que le comieron la tostada.

DESCUBRIR EL TOUR

Y ahora, a por el Tour de Francia. Sí, mi primer Tour y con ganas de probar. Nueve años esperando el momento y ya deseando vivirlo. Tantas veces me han contado eso de todo lo que te han dicho se va a quedar corto. Me apetece descubrir la carrera desde dentro. Ahora que has hecho carrera en el Giro, ¿cómo te imaginas el Tour?

Lo que me imagino es mayor agresivida­d, tensión y un nivel medio más alto que en el resto del calendario. Me imagino que de los 180 corredores no falle ninguno: 100% motivados. Una carrera donde en la primera semana me veo sufriendo, ya que mi cabeza está más mentalizad­a para mi terreno. No tengo presión por parte de Astana, acudo con los deberes hechos y la garantía de que el equipo quiere que esté listo para la segunda mitad del Tour. En estos momentos, durante la transición Giro-Tour, ¿qué buscas: descanso, activación, ajuste...? No me quiero olvidar de las sensacione­s del Giro y por ello intento tener un estímulo bastante a menudo. Mantener las sensacione­s, aunque sin pasarme. No estoy haciendo ni mucho volumen, ni muchas repeticion­es. Quiero estar activo. El trabajo ya está hecho y ahora más que nada es mantenerlo. ¿Un sueño por cumplir en el Tour?

En lo personal, conseguir una etapa. ¿Y en lo colectivo?

Intentar llegar al podio con Fuglsang. Este año es su temporada clave para poder dar un salto de calidad en el Tour de Francia. Y ya ha demostrado que está muy bien. ¿El equipo está en esa dinámica?

Puede ser el año. Jakob está bien y, como dices, el equipo está haciendo un gran año y ayuda no le va a faltar. Por confianza llegamos muy bien y lo tenemos que demostrar. En el Giro no ha sido posible y saldremos todavía más motivados.

LOS INICIOS

Hablemos de tus inicios. Crío, juvenil, sub23... ¿Queda lejos? Precisamen­te el esfuerzo de los inicios es el que menos cuesta. Aquellas carreras de cadetes, juveniles e incluso amateur, para mí aún se trataba de un juego. Nunca me lo tomé tan en serio como para sufrir con la bici. Era un hobby en el que me metieron los amigos que corrían en la Gernikesa. Son recuerdos muy bonitos. Y de ahí a Orbea y Euskaltel.

En esa etapa sí tuve momentos en los que me planteé si algún día alcanzaría un buen nivel. Por aquel entonces estudiaba. Mi vida digamos que no era muy profesiona­l, estaba en un piso de estudiante­s en Vitoria. Por la mañana estudiaba y entrenaba por la tarde. Ambiente en el piso, ambiente en Vitoria... igual no saqué mi máximo rendimient­o en aquella época. Madariaga y la Fundación me hicieron un contrato de cuatro años, económicam­ente no muy importante, pero me permitía terminar mis estudios. Poco a poco aprendiste el oficio y conociste la incertidum­bre.

Sí, allí me curtí y completé un aprendizaj­e fundamenta­l. Luego, pese a verme por momentos fuera del ciclismo con la desaparici­ón del Euskaltel, llegó la oferta de Caja Rural y seguimos. Ese fue el despegue definitivo. Invertiste y te ha salido bien.

La verdad es que sí.

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de gloria. En L’Aquila inauguró su palmarés en grandes vueltas. Dos semanas después repetiría en Monte Avena. 1
1 Primer día de gloria. En L’Aquila inauguró su palmarés en grandes vueltas. Dos semanas después repetiría en Monte Avena. 1
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2 A por la Grande Boucle. Pello afronta con ilusión el Tour de Francia, la próxima estación en su ascendente trayectori­a.
2 2 A por la Grande Boucle. Pello afronta con ilusión el Tour de Francia, la próxima estación en su ascendente trayectori­a.

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