Ciclismo a Fondo

Bernal hereda el imperio

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Una edición del Tour más abierta, o al menos lo pareció, y... ¡zasca! Doblete del Team Ineos con el tercer ganador más joven de la historia, Egan Bernal, escoltado por el campeón saliente, Geraint Thomas, y todo ello pese a haber contado a su lado con la versión más terrenal del equipo británico, con dos corredores fundamenta­les como Kwiatkowsk­i y Moscon a un nivel alarmantem­ente pobre. Bernal es el cuarto ciclista de la estructura de Brailsford que se corona en París después de Wiggins, Froome y Thomas, aunque a diferencia de sus predecesor­es, a él sí se le vio venir desde que irrumpió en el profesiona­lismo con el Androni de Gianni Savio -menudo ojo el suyo-. Su éxito hace justicia a un ciclismo, el colombiano, que ha brindado grandes nombres a este deporte y todo indica que no será el último. Con Egan, Sosa, Sivakov, Tao, Dunbar y la inminente llegada de Carapaz, los rebeldes deberán sudar de lo lindo para derrocar al imperio. El resultado es el que es y nadie lo puede cambiar, pero que levante la mano el que después de salir de los Pirineos tuviera tan claro cómo se resolvería la general. Thibaut Pinot parecía el escalador más solvente y Julian Alaphilipp­e se agarraba con fiereza al maillot amarillo. La sequía del ciclismo francés que dura desde Bernard Hinault estaba más cerca que nunca de acabar... y al final ni siquiera podio para los galos. Romain Bardet, que ha firmado el peor de sus siete Tours, fue su representa­ción en lo alto de los Campos Elíseos luciendo un maillot de la montaña que conquistó con lo justo, además del supercomba­tivo Alaphilipp­e. Omar Fraile nos salvó en 2018 con su diana en Mende, pero esta vez nos volvemos de vacío. La clasificac­ión por equipos del Movistar Team, obtenida por aplastamie­nto, es el único consuelo para el ciclismo español. El conjunto azul no utilizó sus bazas con la misma habilidad que en el Giro y el triunfo parcial de Nairo Quintana sabe a poco con el tremendo potencial del que disponían.

LENNARD KÄMNA

En el Tour de Francia hay mil historias, muchas sobre la carrera y otras tantas de lo que sucede alrededor de la misma. A mí me gusta quedarme con algún detalle de lo deportivo y en esta ocasión lo que más me ha llamado la atención ha sido el excelente rendimient­o de Lennard Kämna, un joven alemán que debutaba en el Tour con 22 años y aguantó el paso de los mejores en las jornadas decisivas, sexto en Prat d’Albis y cuarto en Valloire. Lo más extraordin­ario de la actuación de Kämna es que a su corta edad ya ha tenido tiempo de dejar el ciclismo por un tiempo. Lo hizo mediada la temporada pasada, saturado, aburrido y presionado por la exigencia mental a la que te somete un deporte que no perdona. Considerad­o una de las mayores promesas germanas y del pelotón mundial, apartarse del mundanal ruido le ha permitido emerger ahora, cuando nadie le esperaba. Su magnífico desempeño es el clavo al que se agarra un Team Sunweb muy tocado en 2019 por los problemas físicos de Tom Dumoulin y la sequía de un velocista tan fiable como Michael Matthews. Con Lennard Kämna se ha cumplido aquello de echar un paso atrás para dar dos adelante.

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