Ciclismo a Fondo

El futuro ya está aquí

Se le esperaba, pero llegó antes de tiempo. Su misión en 2019 era ganar el Giro, pero una caída le eliminó de la carrera rosa y le puso en el camino de la amarilla. A sus 22 años, Egan Bernal es campeón del Tour de Francia.

- Texto Álvaro Calleja Fotos Bettini Photo

Él no tendría que estar ahí, en la sala de prensa, sentado con el maillot amarillo y atendiendo a periodista­s de todos los rincones del mundo. Él no tendría que estar abriendo su boca ante las grabadoras, los micrófonos y los cuadernill­os de los contadores de historias. Él no tendría que ser él, el ganador del Tour de Francia, el ciclista que voló en los Alpes para regalar a Colombia la mejor página jamás escrita en el deporte de Lucho, Fabio, Nairo o Rigoberto, la promesa que ya es realidad, el futuro que es presente. Egan Arley Bernal Gómez, colombiano de Zipaquirá, una ciudad a poco más de 40 kilómetros de Bogotá, no debería ser el protagonis­ta, sino el periodista. “Cuando fui a la universida­d, había decidido no montar más en bici y dedicarme al periodismo”, cuenta el héroe del Tour 2019, al que Pablo Mazuera, el que ponía el dinero en el club que le formó, le hizo ver que su destino pasaba por dar un golpetazo a las letras y volver a enamorarse de la bicicleta. Menos mal. “Si ahora tuviera que escribir sobre este momento, no sabría cómo hacerlo”. El periodismo, quién sabe, podría haber ganado un as de las ondas, la televisión o la prensa escrita, pero el ciclismo hubiera perdido uno de los mayores talentos de la última década. El más prometedor, seguro, pues Bernal no es ningún desconocid­o en el mundo de las dos ruedas. Su nombre lleva sonando años en la trastienda. Un Egan que nació el 13 de enero de 1997 y que conoció el ciclismo por su padre y por Fabio Rodríguez, gregario de Tony Rominger, que le empezó a meter el gusanillo en la escuela municipal de su Zipaquirá. En el club de Fabio entró porque ganó una carrera local en la que el premio era entrenar durante un año con el exciclista profesiona­l. Se quedaría unos cuantos cursos más, siempre con la bici de las ruedas gordas, con la que coleccionó medallas continenta­les y mundiales en categorías inferiores. Hasta que el ciclismo de carretera le llamó. Al otro lado del teléfono, cómo no, Gianni Savio, el patrón del Androni Giocattoli, que le reclutó antes de cumplir 19 años.

¿EL PRIMERO DE CUÁNTOS?

Con Savio corroboró en el asfalto todo lo que decían sobre él en la lejana Colombia. Una primera campaña para

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