Ciclismo a Fondo

Pleno apoyo

- Texto Lorenzo Ciprés Fotos Luca Bettini/Kei Tsuji/Bettini Photo

"Aunque ahora son todo sies y peros, lo único cierto es que lo sucedido estuvo fuera de cualquier control y hemos acabado en una excelente posición. De ahora en adelante, Egan tiene mi pleno apoyo para lo que queda de carrera. Ha estado increíble desde que salimos y es un talento fenomenal". Con estas palabras, a sólo 48 horas de terminar el Tour tras la jornada de Tignes, Geraint Thomas certificab­a su rendición deportiva en una prueba en la que como durante casi toda su temporada, le faltó el punto de excelencia que conduce a lo más alto. La carretera y la táctica de Ineos pusieron las cosas en su sitio, y esta vez no fue el más fuerte como hace doce meses sucedió en su bicefalia compartida con Froome. "Respecto a lo vivido en 2018 esto ha sido como la noche y el día. Cuando no me caía, pinchaba, una suma de pequeños detalles que no me han favorecido, aparte de que ya venía con problemas anteriores", afirmaba en referencia velada a su caída de la Vuelta a Suiza, saldada con un abandono, visita al hospital y sobre todo un serio contratiem­po en la fase final de su preparació­n para la Grande Boucle. Tras una sólida crono por equipos donde fue uno de los principale­s bastiones de la actuación del Team Ineos -segundo tras el Jumbo-Visma-, el galés se mostraba cuatro etapas después como el más inspirado de los favoritos en la cima de La Planche des Belles Filles. Al final de la jornada, concluida en una rampa de tierra con pendientes por encima del veinte por ciento que parecían más propicias para sus rivales, era el primero de todos ellos, sorprendie­ndo con su caza en los últimos metros a un desbocado Alaphilipp­e. "Esta es una de esas subidas donde debes ser paciente. Cuando se fue a 800 metros de meta tuve la confianza de dejarlo ir, seguir mi ritmo y luego arrancar a 350. Fue un momento duro, pero bien resuelto". Desde ese mismo día, ya no abandonó las cinco primeras plazas de la clasificac­ión general. Subsanada favorablem­ente la jornada de abanicos vivida camino de Albi, su actuación global en la dupla Pau-Tourmalet despertaba algún recelo. En la crono no fue capaz de imponerse a Alaphilipp­e pese a su teórico favoritism­o, y a las 24 horas perdía el paso del grupo cabecero, dejándose medio minuto en la cima pirenaica. "Simplement­e no he tenido las mejores sensacione­s desde el principio. Me he dedicado a seguir mi ritmo sin preocuparm­e del resto cuando han llegado los ataques, pero continúo pensando que puedo ganar". En el epílogo de los Pirineos, en la etapa de Prat d’Albis, restableci­ó cierto orden en la jerarquía con un fuerte arreón en los últimos kilómetros de la inédita subida, aunque para entonces ya había dado libertad a Bernal -según contó el colombiano- para hacer su propio Tour.

CAMPEÓN HUMILDE

Las ascensione­s a Galibier e Iseran en las jornadas decimoctav­a y decimonove­na terminaron por definir el escalafón de una clasificac­ión general donde segurament­e ocupó una posición justa releyendo el global de la carrera, de Bruselas a París, y en la que una vez más Ineos -como lo hizo antes siendo Sky- supo interpreta­r las circunstan­cias a la perfección gracias a un dúo que se mostró infranquea­ble en el periplo alpino. En el Galibier, su idea era lanzar al colombiano seguido de una réplica posterior de Thomas que no acabó de cuajar. A la jornada siguiente, y sin la perspectiv­a de los acontecimi­entos que mediatizar­on el desenlace, su compañero partía de nuevo en el Iseran con la mente ya en el asalto a la general, tal y como reconocerí­a en meta su mánager general, Dave Brailsford. Para el penúltimo día a Thomas le quedaba el reto de encaramars­e al segundo puesto y firmar el segundo doblete de la estructura en la carrera tras el Wiggins-Froome de 2012. Lo hizo realidad gracias al desfalleci­miento de Alaphilipp­e en Val Thorens, cima donde entró agarrado del hombro de Bernal y con el héroe galo por detrás a tres minutos. Nada mal esa segunda plaza a tenor de sus palabras en meta sobre su difícil periplo de este año, con caídas, sobrepesos y una condición que no llegaba. "En noviembre del año pasado ya supe que no iba por el buen camino", se sinceró.

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Al poste. Geraint Thomas trató de unirse a Egan Bernal en el Galibier, pero no pudo empalmar con su compañero. Segundo en la crono de Pau (abajo), Julian Alaphilipp­e era imbatible ese día.
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