El pelirrojo no engaña
"Un muchacho silencioso, que levanta poco la voz, metódico y disciplinado, con la virtud del tesón como característica principal. Muy apreciado por los compañeros y el cuerpo técnico", así nos definen a Steven Kruijswijk desde dentro del equipo Jumbo-Visma y a los que le observamos desde fuera nos da casi la sensación de conocerle de toda la vida, porque esa es la impresión que desprende el ciclista holandés, tercer clasificado en el Tour de Francia 2019, su primer podio en una grande, obtenido con 32 años en la 16ª que disputa, repartidas en siete Giros de Italia, cinco Tours y cuatro Vueltas a España. Con dos cuartos -dramático el del Giro 2016 cuando se fue al suelo en el descenso del Agnello con la carrera prácticamente ganada- y un quinto puesto -en la anterior edición del Toura sus espaldas, acudió a Bruselas decidido a romper la maldición y más con la oportunidad que se le presentaba, liderar un bloque que ha crecido sobremanera como Jumbo-Visma ante la baja del líder natural, Primoz Roglic, que terminó agotado la Corsa Rosa. Kruijswijk ha cumplido el objetivo siguiendo un plan muy bien trazado en el que no tenían cabida alardes como el que protagonizó hace ahora un año, lanzándose en una osada, casi suicida, ofensiva desde la Croix de Fer camino del Alpe d’Huez, coloso alpino donde pagaría el esfuerzo. Rebasado por el grupo de favoritos, alcanzó la cima en un décimo lugar que no recompensaba semejante desgaste. Por eso en 2019 La Percha iba a medir al milímetro cada pedalada de más que le tocara dar. 56º en el sprint inicial de Bruselas que se anotó su compañero Teunissen, la incontestable victoria del JumboVisma en la crono por equipos le situó en una posición de privilegio, tercero; ya no saldría del top10 en las 19 etapas restantes. Sufrió en la empinada rampa final de La Planche des Belles Filles, donde fue de los más flojos entre los aspirantes, salvó sin apuros los abanicos y en la contrarreloj de Pau, sexto, se mostró tan sólido como en él es costumbre cuando llega la hora de la lucha individual en las pruebas de tres semanas. Tercero ya en la clasificación, confirmó su buen momento un día después, sólo superado por Pinot y Alaphilippe en lo alto del temible Tourmalet. Esa tercera plaza sería la más destacada que logró en la presente edición. Todo marchaba a pedir de boca para Kruijswijk, instalado firmemente en el podio provisional, cuando la maniobra de Egan Bernal en el Galibier hizo saltar todas las alarmas en el cuartel general del equipo Jumbo-Visma. Nuestro héroe bajaba al aterrador cuarto puesto con apenas dos jornadas por delante en las que recuperar el terreno perdido. Los sucesos del Iseran, donde la granizada y el posterior desprendimiento de tierras ocasionaron la lógica neutralización de la carrera, beneficiaron a un Julian Alaphilippe que marchaba descolgado y vio así reducido el tiempo que podría haber entregado en Tignes. Kruijswijk se mostró molesto por la circunstancia. "Mis posibilidades de podio quedan fuera de mi control con lo que ha ocurrido. Es un poco mierda que se haya cancelado la etapa a la mitad. Por supuesto que fue una buena decisión si tienes en cuenta lo que pasaba ahí fuera, pero a mí me perjudica", declaró rompiendo su imagen de no haber roto un plato de la que hablábamos al comienzo.
LAURENS, UN PLUS
Los holandeses aclararon el panorama en Val Thorens, la última oportunidad en otra etapa recortada. Jumbo-Visma se puso a bloque desde la misma base de los 33 kilómetros de ascensión, primero con sus hombres más potentes y luego con dos escaladores, George Bennett y sobre todo un excelso Laurens De Plus, que fulminaron la resistencia de Alaphilippe. A ellos dos debe el pelirrojo buena parte de su podio. Lo que hubiera dado Roglic por contar a su lado con una escuadra así en el Giro. Buchmann, que estaba a medio minuto, no se atrevió a darle un susto y Steven Kruijswijk certificó el ansiado premio que llevaba tanto tiempo persiguiendo. "Este podio tenía que llegar. Lo hemos merecido de sobra. El equipo ha hecho un trabajo increíble. Vine al Tour para subir al podio de París y me siento completamente feliz por convertirlo en realidad", dijo pocas horas antes de saludar desde los Campos Elíseos.