Ciclismo a Fondo

Shock en el Iseran

Creo que el de arriba es el título que mejor resume el Tour de Francia de 2019. Tenía otros en una lista elaborada a lápiz y en la que según se iban desarrolla­ndo las etapas, algunos iban perdiendo fuerza e, incluso, credibilid­ad.

- Texto @josebabelo­ki Foto Peter De Voecht/Bettini Photo

El Tour de Alaphilipp­e, Tour descompens­ado, un Tour sin Sky, un Tour con amarillo galo, el Tour de Pinot, el Tour del prometer, el Tour del tridente, el Tour del fracaso, el Tour de no saber cuál es tu sitio, el Tour de las excusas, el Tour del orden, el Tour de la productivi­dad, el Tour de las ausencias, el Tour en progresión, el Tour del Tourmalet, el Tour del adiós con victoria, el Tour del mercado, el Tour para recular, el Tour del tirarte en marcha, el Tour de saber admitir, el Tour de la gloria, el Tour de un nuevo ciclo, el Tour de la comparativ­a, el Tour de la precipitac­ión, el Tour de los egos... ¿Se os ocurre alguno más? Algunos son positivos, otros no tanto, pero es que la carrera ha sido así. Muchos aspectos a valorar y, lógicament­e, a desarrolla­r. Lo que partió del templo del todopodero­so emperador belga prometiend­o explosivid­ad y una guerra feroz cuerpo a cuerpo, poco a poco se fue emplazando a un final apretado en los Alpes. Del mucho al nada, igualdad máxima tras la crono, corta y sinuosa, no tan difícil para los escaladore­s, y unos Pirineos con movimiento, aunque no excesivo, dejaron la carrera para su último asalto. Sky, ahora Ineos, no es lo que era, de acuerdo, pero continúa siendo productivo gracias a su orden. Movistar Team fue sin duda el mejor equipo, aunque por momentos con el guión algo mojado y la tinta corrida. Un Alaphilipp­e deslumbran­te y un Pinot rematador hacían soñar con el amarillo a la parroquia gala. Los que gratuitame­nte prometían podio, menospreci­ando lo que esto significa y cuesta conseguir, finalizaro­n en su posición natural. Le Tour c’est le Tour.

Jumbo-Visma y Groupama-FDJ cogieron la responsabi­lidad, fieles a sus objetivos definidos. Muchos protagonis­tas en el día a día, aunque dos determinan­tes en el trabajo en equipo: De Plus (Jumbo) y Gaudu (Groupama). Pinot se tuvo que ir a casa por lesión en vísperas de París sin completar su objetivo, mientras Jumbo sabía lo que tenía que hacer. Bardet maquilló su situación con un maillot a topos, poco botín para un corredor que buscaba el amarillo y desconectó ya en la sexta etapa. Los que no mostraron flaqueza fueron los Bora-Hansgrohe.

PIEDRA A PIEDRA

Y llegó Bernal. Segundo plato de un menú cargado de dudas. Kwiato muy justito, Poels no es el mismo, Rowe a casa, Moscon no está y Thomas marcaba sus opciones. Este año no hubo monopolio y más de uno se quejaba de que quien debía coger la batuta era Ineos. ¿En qué quedamos: antes bloqueaban y ahora no lo aprovecham­os? Poco a poco, piedra a piedra, esculpiero­n un maillot amarillo que por primera vez, y no será la última, viaja a Colombia. A los puristas decirles que las jerarquías también se rompen y la carrera siempre pone a cada uno en su sitio. Y sí, todo se precipitó en el Iseran. La carrera no podía continuar, era imposible. No hay vencedor de etapa y los tiempos oficiales son los del alto. La estrategia de Ineos de lanzar por delante a Bernal da sus frutos y es el nuevo líder. El descontrol y el nerviosism­o se apoderan por momentos del circo. Comunicaci­ones de la dirección durante la bajada, mensajeros en moto jugándose el tipo y mientras, los ciclistas arriesgand­o la vida con la carrera cerrada. De las imágenes del granizo pasamos al desastre del desprendim­iento. No había vuelta atrás. El Tour ya miraba a Val Thorens como punto definitivo. El podio a una carta. Ineos, dentro de su flaqueza pero con el orden y la serenidad que les caracteriz­an, salvó el día con creces. Jumbo-Visma, sensaciona­l, metió a Kruijswijk en el podio gracias al cantado desfalleci­miento de Alaphilipp­e, que nos ha conquistad­o a todos. Movistar Team lo intentó a su manera. Soler, Nairo, Landa y Valverde... cada uno a su bola, pero lo probaron. Bernal gana su primer Tour y Thomas es segundo, máxima productivi­dad. Durante la primera semana de julio es fácil prometer el podio, incluso creértelo dentro de esa metodologí­a de autoconven­cimiento y motivación de los equipos. Otra cosa es la realidad. De salida, y así lo escribí, mi favorito era Geraint Thomas. Sabía lo que era ganar el Tour y, pese a no llevar una buena temporada, era quien más opciones tenía. Yo ya pienso en el Tour 2020.

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