Más fuerte
Aunque a la órbita latina apenas llegaran pequeños temblores, el culebrón Van Aert fue un auténtico terremoto este invierno en el ciclismo centroeuropeo. Media docena de equipos World Tour se disputaban el fichaje de un corredor campeón en el ciclocross que había demostrado trazas de superclase en sus contadas apariciones en la carretera; brillante nombre en el linaje de especialistas del barro que brillan sobre el asfalto en el cual le preceden Julian Alaphilippe o Matteo Trentin y le sucede Mathieu Van der Poel. Sin embargo, el prodigio belga estaba atado por un largo y poco oneroso contrato al Sniper Cycling de Nick Nuyens, que a finales de 2018 perdió el patrocinio de Verandas Willems y se vio obligado a fusionarse con el proyecto neerlandés Roompot para alargar una temporada más una vida que cesará este invierno. Nuyens quería hacer valer el contrato de Van Aert; Van Aert quería zafarse de él para integrarse en la primera división y lo rescindió unilateralmente. Hubo cruces de demandas, cruces de declaraciones y órdagos, con los abogados de Sniper tratando de evitar que Wout compitiera en carretera en 2019. A mediados de diciembre la situación se desbloqueó y el corredor pudo firmar por tres temporadas con Jumbo-Visma. "El último año me ha cambiado la vida en muchos aspectos -reflexiona Van Aert-. Me casé con Sarah y pasamos un invierno muy difícil por varios motivos; especialmente, por culpa de mi anterior equipo. Pero los dos últimos meses han sido mejores". Dos meses que comenzaron con una concentración en Sierra Nevada junto a Steven Kruijswijk que ambos disfrutaron y retransmitieron, joviales, en redes sociales. "Nos hemos encontrado", define Van Aert la amistad. Después vinieron la doble victoria de etapa en el Dauphiné, el Campeonato belga de contrarreloj, las tres etapas de Jumbo-Visma en la primera semana del Tour de Francia entre Teunissen, Groenewegen y la CRE. Y luego el prodigio marcó su primera muesca en la Grande Boucle siendo el más fuerte en el sprint de los abanicos de Albi. "La guinda de un pastel buenísimo -puntualizó Wout-. Con perspectiva, puedo decir que todas las experiencias que he vivido me han hecho más fuerte". La crono de Pau puso un final amargo al Tour y a la temporada de Van Aert, que se enganchó con una valla tomando una curva y se produjo un profundo corte en el muslo. "Quería montarme otra vez en la bici rápidamente, pero me vi la herida y entré en pánico. Mis directores me preguntaban si podía moverme, si sentía los dedos de los pies... Y me di cuenta de que me había pasado algo grave". Cinco días tuvo que pasar en el hospital con puntos y drenajes para una primera sutura de la herida, que le mantendrá dos meses sin pedalear.