Teoría del éxito
Las historias de éxito gusta explicarlas, y para ello se crean narrativas en las que se busca un elemento clave que marque la diferencia entre excelencia y mediocridad. Jumbo-Visma podría hablar de su planificación deportiva, de la acumulación de talento y ambición en su seno, de su espíritu de equipo o del notable incremento de su presupuesto, capaz incluso de tentar a Tom Dumoulin y Marcel Kittel para 2020. Durante el Tour la prensa aludió al uso de cetonas, un producto de nutrición del que también se benefician Team Ineos o Deceuninck-QS. Sin embargo, el conjunto neerlandés apostó por otro relato: el uso de pantallas. Un reportaje en el medio británico The Independent explicaba con profusión cómo los ciclistas tienen cada uno un iPhone con una app donde reciben antes de cada comida la cantidad exacta de alimento que deben consumir para recuperar de forma óptima de los esfuerzos del día y preparar los siguientes, de acuerdo con el análisis realizado por el nutricionista de los datos generados durante la carrera. Dichos datos son analizados también por los preparadores para valorar el rendimiento máximo del corredor y sugerir a los directores la estrategia y las tácticas óptimas, hasta el punto de estimar cuántos metros puede estar un ciclista en cabeza del pelotón preparando un sprint o tirando en un puerto. Todo ello visualizado por el director en un iPad cargado de información en el salpicadero del coche. Una forma distinta de entender el ciclismo. Adiós, instinto; hola, teoría.