El agujero

En vísperas del Tour se habló menos de los presentes que de un ausente, Mark Cavendish. El velocista acumula ya dos temporadas aciagas, carcomido por ese virus de Epstein-Barr que tanto debilita a los ciclistas que lo contraen en la madurez, que retiró a Thor Hushovd y merma a Beñat Intxausti o Esteban Chaves. En el caso del británico, la mononucleosis le está impidiendo recuperar el nivel mínimo para rendir con garantías en una prueba World Tour de nivel. Sin embargo, no fue hasta el 2 de julio, cuatro días antes de la carrera, que se oficializó su ausencia y Cav tuiteó que tenía el "corazón roto" y que sentía estar "en la posición perfecta" para haberlo atacado. A partir de aquí, el desastre. Cavendish dejó un agujero en la alineación de Dimension Data, que vagó sin referente ni opción real de éxito este mes de julio. Y, sobre todo, el desacuerdo entre los rectores del conjunto sudafricano afloró en los medios pese a que trataran de esconderlo, llegando tarde y sin ningún miembro del staff a su propia rueda de prensa. "Elegimos al equipo entre todos los técnicos en función del recorrido", dijo el mánager y propietario, Douglas Ryder, que finalmente compareció en la salida de la primera etapa. "Como responsable deportivo yo aposté por Cav, pero el dueño del equipo decidió pasar por encima de mi opinión", aseveró el director Rolf Aldag casi al mismo tiempo, a cinco metros de su jefe. La peor manera de comenzar tres semanas donde el estado de ánimo es esencial.