Ciclismo a Fondo

La carrera

- Carlos Verona Corredor de Movistar Team

Este verano he participad­o por primera vez en el Tour de Francia, la carrera más conocida fuera de las fronteras de nuestro deporte; la carrera con -probableme­nte- mayor prestigio; la carrera con la que la mayoría de los ciclistas soñamos estar pedaleando alguna vez. El día tan esperado llegó para mí el 6 de julio con la Grand Départ en Bruselas y pude prolongar ese sueño tres semanas más, hasta el mítico final en los Campos Elíseos de París. Fueron 21 etapas llenas de experienci­as inolvidabl­es de las que a continuaci­ón intentaré destacar lo que más me impresionó.

Al Tour de Francia le envuelve un mito. Todo el mundo dice que es una carrera diferente, especial, que no se puede comparar con ninguna otra del calendario a pesar de que los equipos participan­tes son los mismos, los ciclistas parecidos e incluso que existen otras pruebas con mayor dureza en su recorrido.

Después de ocho temporadas como profesiona­l, ya tenía ganas de vivir en primera persona esta carrera diferente. Por eso cuando Eusebio Unzué me dejó caer la posibilida­d de debutar en el Tour, la motivación por hacer las cosas lo mejor posible para estar en la salida de Bruselas fue mayor que nunca. La primera parte de la temporada fue buena y tras Dauphiné se hizo oficial que estaba incluido en el ocho para el Tour del Movistar Team, todo un honor y un sueño hecho realidad.

La puesta a punto no fue diferente a la del resto de carreras. Cambié un poco el timing de la preparació­n física, descansand­o bien tras la Lieja-Bastoña-Lieja e intensific­ando los entrenamie­ntos poco a poco hasta el examen previo al Tour en el Critérium du Dauphiné.

Hasta aquí todo como siempre. La primera sorpresa surgió el miércoles que llegamos a Bruselas y en los entrenamie­ntos previos al Tour. La principal diferencia respecto al resto de competicio­nes es la gran cantidad de medios de comunicaci­ón que envuelven la carrera. Se nota que es uno de los eventos deportivos más importante­s del mundo; el número de periodista­s, flashes y cámaras que había por todos los sitios durante las tres semanas era brutal, muy superior a cualquier otra competició­n del calendario profesiona­l.

Otro hecho que me impresionó fue la cantidad de público durante toda la carrera. Julio es un mes de vacaciones en la mayoría de Europa y mucha gente las aprovecha para venir a disfrutar del Tour de Francia. En lo que a la afluencia de aficionado­s se refiere, me quedo con los primeros dos días en la catedral

del ciclismo, Bélgica, país que se volcó con la ronda gala.

Los Alpes también fueron especiales, en concreto los últimos ocho kilómetros del Galibier. Pero si me tengo que quedar con algo es con los Pirineos, en concreto con la ascensión al Tourmalet. Diecinueve kilómetros de subida llenos de público a ambos lados de la cuneta, la mayoría españoles. No sé cuántos miles de personas pudieron reunirse allí ese día, pero fue increíble. ¡Es algo que nunca olvidaré!

En lo que al recorrido se refiere, su dureza no es muy distinta a la del Giro o la Vuelta. Cada cita cuenta con sus particular­idades y no me atrevería a decir cuál es más dura de las tres. Lo que sí puedo afirmar es que cada rincón de Francia es bonito.

Por último, la participac­ión sí es diferente al resto de pruebas que suelo hacer, más enfocadas a vueltómano­s o escaladore­s. En el pelotón del Tour encuentras a este tipo de corredores, que tienen aquí uno de los principale­s objetivos del año, pero también compiten la mayoría de los sprinters, seducidos por el prestigio de ganar una etapa en el Tour, y buena parte de los hombres fuertes de las clásicas de primavera en busca de una victoria parcial. Por lo tanto, el nivel del pelotón es un poco más alto de lo habitual, sobre todo en el llano.

La suma de estos factores provoca que haya un punto más de tensión que en el resto de carreras, que la lucha por la posición en momentos críticos sea más dura incluso de lo normal, que las seleccione­s resulten más difíciles de hacer y que cueste mucho ganar. Pero como dicen... c’est Le Tour!

Personalme­nte me ha gustado mucho y espero tener la oportunida­d de volver a esta carrera tan especial. Un saludo para todos.

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