MANUEL PEÑALVER
El alicantino de Burgos BH comprendió que en España los velocistas puros son una rareza y emprendió una apuesta por especializarse en las volatas que le está llevando por caminos insospechados.
Un velocista se cuece a fuego lento en el seno del equipo Burgos-BH.
Hace ya unos años que China ha despertado para el ciclismo. A falta de que sus rígidas estructuras permitan a un corredor del país explorar sus auténticos límites en Europa, es el pelotón europeo quien peregrina al lejano oriente en busca de días de competición, de generosas sumas por participar y de puntos para el Ranking UCI. La mayor parte del medio centenar holgado de días de competición que se disputan cada año en el país se resuelven al sprint. “Y son volatas muy locas, muy diferentes a las europeas”, explica con entusiasmo Manuel Peñalver (1998, TorreviejaAlicante). “En Europa los equipos son muy potentes y ponen la carrera en bandeja a sus sprinters. En China, cada uno juega sus cartas. Las etapas terminan en circuitos urbanos que se desarrollan por carreteras amplias, de buen asfalto, con curvas de cuatro o cinco carriles en las que pasamos sin tocar el freno”. Terreno abonado para la alta velocidad. “Es muy duro competir aquí por el cambio de cultura, que afecta desde los horarios a la alimentación, y por el tiempo que pasas lejos de los tuyos. Sin embargo, merece la pena. Cuando corres en Europa contra los World Tour, tienen que juntarse los astros para ganar. En China la victoria es más asequible. El nivel es menor y casi todos los días hay una oportunidad para vivir el sprint: la tensión, la velocidad, los afiladores, los frenazos, los bandazos... Un velocista, cuantos más sprints disputa, más confianza siente; y una vez tiene mucha confianza y las piernas necesarias acaba convirtiéndose en un ganador”. Se crece. “Sólo debes seguir esprintando para que caiga la victoria”.
UN SALTO TEMPRANO
José Cabedo es el actual director de Peñalver en Burgos BH, equipo al que llegó el pasado invierno. Sin embargo, la primera vez que el técnico castellonense trató con él fue cuando le fichó para la temporada 2015 con su equipo juvenil, Castillo de Onda. “Me sorprendió porque no sabía que era tan rápido -confiesa-. No recuerdo ni cuántas carreras ganó, pero sí que fue un pichichi que se imponía siempre al sprint”. La tónica se mantuvo cuando pasó a sub23 con el equipo Gsport... pero sin victorias. El de Torrevieja coleccionó segundos puestos y llamó la atención de dos de los técnicos que con más interés posan su ojo clínico en el pelotón amateur. Pascual Momparler le llevó al Campeonato de Europa sub23 y Peñalver respondió siendo 11º. En la misma cita, Joxean Fernández Matxin le ofreció buscarle un hueco en el pelotón UCI. Fue así que terminó encuadrado en el Continental transalpino Trevigiani, donde compitió en 2018. ¿Fue un buen paso? “Sí y no -sopesa Cabedo-. Podría haber seguido madurando en la categoría amateur española, más aún estando en los planes de la selección nacional. Disputar una Copa de España completa, por ejemplo, te enseña a sufrir en carreras que no son para ti. Un calendario exótico como el que tuvo le granjeó otras experiencias; particularmente, como velocista”. Una progresión diferente. “Me pensé mucho dar el salto a Continental -admite
Peñalver-. Pero notaba que podía hacerlo bien y me arriesgué”. Debutó en la Vuelta a San Juan y fue 6º y 10º en sendos sprints en los que compitió frente a velocistas de la talla de Gaviria, Ackermann o Nizzolo. “Eso me convenció de que estaba a la altura de la categoría”, cuenta. “Para el tipo de corredor que es, pasar a Continental tan joven fue la decisión acertada”, zanja Cabedo. 14 top10, una victoria en China -¡dónde si no!- y el fichaje por Burgos BH avalan esta teoría. La primera temporada en el conjunto castellanoleonés ha supuesto nuevas
experiencias. “Ha sido muy dura y un poco peor de lo esperado -valora-. Me he llevado muchos golpes y he sufrido problemas físicos, pero al menos he aprendido un montón de mis compañeros”, reconoce. “Ha tenido que darse cuenta de dónde está”, tercia Cabedo. “En la Volta a la Comunitat Valenciana, que fue su primera carrera profesional en España, se frustró viendo que no podía seguir el ritmo de los World Tour ni en los repechos. Sin embargo, le hicimos entender que está en formación y debe tener paciencia. Aun así, luego se entonó y dejó detalles muy bonitos. En una clásica belga, por ejemplo, entró al último kilómetro a la rueda de Ackermann, que a la postre ganó. Luego le pusieron en su sitio, pero demostró rasgos de buen velocista. Ya tiene el don de la colocación. Las capacidades físicas son mas fáciles de entrenar y las irá desarrollando”. En la segunda parte de la temporada, Peñalver se ha centrado en el calendario chino. En él, pese a alternarse con Matthew Gibson y Dani López como punta de lanza de Burgos BH, ha sumado 6 top10 y colaborado para la victoria del británico en una etapa de la Vuelta al Lago Qinghai. Cuando hablamos con él estaba en vísperas de partir al Tour de Taihu Lake. Si lo completa, 32 de sus 62 días de competición de 2019 habrán tenido lugar en China. “Sé que puedo ganar allí porque ya lo he hecho. Es cuestión de tiempo y de seguir intentándolo”. A largo plazo, ¿hasta dónde llegará el velocista alicantino? “Tengo bastante progresión ante mí”, contesta el interesado. “La formación de un ciclista es un proceso largo que no ocurre de hoy para mañana -aporta Cabedo-. Si somos capaces de guiarle bien, Peñalver llegará a ser un ciclista de 5 o 6 victorias por año. La incógnita es si esas victorias serán en carreras asiáticas o en el World Tour”.