JOSEBA BELOKI
Vuelta a España de 1973, 16ª etapa, Torrelavega-Miranda de Ebro, 203 kilómetros. No tengo ni la menor duda de que los románticos de este deporte recordarán aquella edición. Merckx y Ocaña, la carrera afronta los últimos kilómetros camino de Miranda de Ebro y resta una última ascensión, el Puerto de Orduña. Una subida complicada.
Ocaña, al ataque, descuelga a
Merckx, quien parece que no pasa por un buen momento. Puede que La Vuelta esté en su parte más tensa. El belga se aferra y no ceja en su empeño. Coronan el puerto, la bajada no es muy larga y faltan algo más de 30 kilómetros de rodar fuerte para la meta. Es en este tramo donde el Caníbal caza al corredor español y no sólo conserva el maillot de líder sino que también vence en la etapa. Hablamos de mayo del 73; yo nací en agosto. Eso no quita para que la historia de La Vuelta tenga un pequeño rinconcito asignado a esta batalla y nosotros la conozcamos y, con el paso del tiempo, la valoremos.
Cuántos entrenamientos de calidad por esta vertiente. Acercamiento desde Amurrio o directamente descendiendo por la Barrerilla, después regreso por Miranda o por Añana. Mil y una fórmulas para trenzar un gran entrenamiento. Pese a su dureza y al ritmo exigente de la salida, de reojo éramos capaces de admirar su tremenda belleza paisajística. Una zona maravillosa, ya lo verán.
SE ENCIENDE LA BOMBILLA
Digo ya lo verán porque en una de esas rutas en bici, ya como cicloturista, se me ocurrió por qué no pensar en la posibilidad de que La Vuelta tuviese un paso, con protagonismo, por Orduña. Las opciones no eran muchas. Villanueva de Valdegovia había recibido a la Itzulia en 2018 y podía ser un lugar perfecto para situar la llegada. Un puerto duro y descenso rapidísimo de no más de 15 km hasta Valdegovia. El tema pintaba bien, otra cosa era la cuestión de cómo podía ser recibida la idea en el seno de la organización de La Vuelta.
Ese fue el comienzo de lo que el
17 de diciembre se dio a conocer en Madrid. Un “preséntanos la etapa” fue suficiente para que mi creatividad fluyese, no sin pensar primero en los ciclistas.
Una jornada bonita con salida en la capital alavesa y, tras el paso por parte del territorio de la provincia, entrar en ese último bucle donde ascenderán Orduña en dos ocasiones.
Un formato de homenaje no sólo al puerto, sino a la historia de la carrera. Me gusta la idea de la organización de no focalizar todo en emplazamientos duros y complicados, centrando también
la atención en lugares como este, donde La Vuelta tuvo su batallita.
He de decir que personalmente estoy feliz. No quiero ponerme ninguna medalla, pero sí decirme a mí mismo, aunque sólo sea para mi interior:
Esa etapa la has diseñado tú; es algo
especial. Ya si después ocurre algo interesante, la satisfacción será doble. No es únicamente cuestión de una idea, que luego también hay que materializarlas y así he de reconocerlo. Desde aquella primera llamada que le hice a mi amigo Kiko García, que derivó con posterioridad en un encuentro con Javi Guillén, hasta que lo pude presentar a las autoridades no hubo en ningún momento ni la más mínima duda. Valdegovia, OK; Diputación de Álava, OK; y Gorka, alcalde de Vitoria, OK. Ellos son, en definitiva, quieres dan, como ha sido el caso, el visto bueno en última instancia.
Veo a corto a plazo a Vitoria-Gasteiz como meta de La Vuelta. En esta ocasión ha sido Valdegovia, pero seguro que en breve Vitoria contará con su final. En la capital del equipo Kas, otros serán los que cojan el relevo de Merckx y Ocaña camino de Orduña. 46 años después volveremos a revivir el pasado.
Apunten. Vuelta 2010, 25 agosto, Vitoria-Valdegovia con doble ascensión a Orduña. Ojalá lo disfruten como yo lo estoy haciendo desde ya.