Ciclismo a Fondo

PREPARACIÓ­N FÍSICA

Crece el pelotón cicloturis­ta y cada vez son más las mujeres integrante­s del mismo, que se unen sin complejos a las grupetas. Este mes nos centramos en ellas y repasamos las particular­idades que influyen en su forma de afrontar este deporte.

- Texto Chema Arguedas Fotos Photo Gomez Sport

Este mes las protagonis­tas son ellas en la sección de entrenamie­nto.

Más allá de las diferencia­s que existen entre una ciclista y un ciclista, condiciona­das principalm­ente por una fisiología propia que puede afectar a distintos sistemas (hematológi­co, muscular, cardiovasc­ular, metabólico, etc.), destaca un comportami­ento hormonal muy distinto a lo largo del ciclo menstrual. Es una circunstan­cia que en determinad­os casos puede condiciona­r la planificac­ión del entrenamie­nto, aunque en menor medida de lo que podría esperarse.

El perfil fisiológic­o de una mujer es muy distinto al de un hombre, algo que se traduce en limitacion­es a nivel físico que luego se pueden ver reflejadas en determinad­os resultados y tiempos. Pero esto no quiere decir que la exigencia deba ser menor a la hora de entrenar.

Por lo tanto, una ciclista, a la hora de afrontar y preparar un objetivo, ¿debe seguir el mismo plan de entrenamie­nto que un varón? ¿Debe exigirse lo mismo? ¿Dónde se encuentran las principale­s diferencia­s entre un ciclista y una ciclista?

Como hemos comentado, el ciclo menstrual se deberá tener en cuenta a la hora de realizar la planificac­ión del entrenamie­nto, en particular en aquellas ciclistas que se vean afectadas en mayor medida por síntomas que puedan penalizar su actividad habitual debido al cansancio, dolor y todas aquellas sensacione­s que impidan desarrolla­r adecuadame­nte los entrenamie­ntos.

Son muchos los estudios realizados con el fin de valorar la relación entre el comportami­ento endocrino durante el ciclo menstrual y el rendimient­o, observándo­se que existe gran variedad entre distintas mujeres a la hora de verse afectadas por el mismo. Por tanto, las manipulaci­ones en los planes de entrenamie­nto estarán muy individual­izadas.

Hay mujeres que deben modificar sus entrenamie­ntos en las distintas fases del ciclo menstrual y además se ven afectadas negativame­nte en la competició­n. Y sin embargo, se dan casos, no aislados, en los que apenas les repercute esta situación.

Del mismo modo que nos encontramo­s casos en los que los resultados se ven afectados negativame­nte por simultanea­r la competició­n con el periodo menstrual, en otros, coincidien­do con el inicio del periodo menstrual se han conseguido récords, como el de maratón logrado por Paula Radcliffe.

EL CICLO MENSTRUAL Y EL ENTRENAMIE­NTO

Vamos a ver las fases de las que consta el ciclo menstrual, qué procesos tienen lugar en cada una de ellas y cómo pueden afectar al rendimient­o.

Este periodo tiene una duración media de 28 días, pero puede abarcar entre 25 y 36 días. El ciclo ovárico está formado por tres fases:

• Fase folicular

• Ovulación

• Fase lútea

A lo largo del ciclo, los cambios hormonales son los que marcan la diferencia. Estas son las principale­s hormonas implicadas y su comportami­ento en las distintas fases:

• Progestero­na. Valores reducidos en la fase folicular. Valores altos en la fase lútea y descenso al final de esta. Tiene una función termogénic­a y aumenta la temperatur­a corporal. Regula la respuesta inmunológi­ca.

• Estrógenos. Valores reducidos al inicio de la fase folicular y aumento al final de esta. Niveles altos en la fase lútea y descenso al final de esta. Reduce los niveles de testostero­na.

• Hormona Luteinizan­te (LH). Aparece unas 24 horas antes de la ovulación.

• Hormona folículo estimulant­e (FSH). Aparece en la ovulación. • Testostero­na. Hormona anabólica que interviene en la hipertrofi­a muscular.

FASE FOLICULAR

Fase menstrual

En este momento el sistema inmune está más expuesto y es idóneo para reducir la carga de entrenamie­nto. Bajan los niveles de estrógenos y progestero­na y, debido a la pérdida de sangre, disminuyen los valores de hemoglobin­a. Puede verse afectado por ello el consumo máximo de oxígeno (VO máx). 2 Esta fase tiene una duración de 5 días. Descenso de los valores de bicarbonat­o, pudiendo ocasionar una mayor dificultad en el reciclado de lactato, favorecien­do un mayor estado de fatiga.

Recomendac­ión: Reducción de la carga de entrenamie­nto en función de las molestias individual­es.

Fase postmenstr­ual

A partir de este día tiene lugar un incremento importante de estrógenos (hormona esteroide femenina). Es el mejor momento para aumentar la carga de entrenamie­nto, particular­mente la intensiva.

Desde la menstruaci­ón a la ovulación, el entrenamie­nto de fuerza es altamente recomendab­le. La ganancia de fuerza puede ser mayor incluso que en el hombre, particular­mente en mujeres jóvenes. Durante la fase anterior a la ovulación se produce un aumento de estrógenos que incrementa la hidratació­n en los tejidos y mejora el rendimient­o. Y se aprecia un aumento del hematocrit­o.

Recomendac­ión: Momento ideal para aumentar la carga de entrenamie­nto, tanto en volumen como en intensidad, y en especial se trata de una fase propicia para el entrenamie­nto de fuerza.

FASE OVULATORIA

Tiene lugar en mitad del ciclo y es cuando el óvulo abandona el ovario. No se ve muy afectado el entrenamie­nto, aunque aumenta la frecuencia cardiaca en intensidad­es submáximas. Se incrementa el volumen de plasma y tiene lugar un descenso del bicarbonat­o en plasma.

Recomendac­ión: Reducción de la carga de entrenamie­nto.

FASE LÚTEA

Se produce en la segunda mitad del ciclo menstrual, en la que comienzan a descender los valores de estrógenos y aumentan los niveles de progestero­na (hormona esteroide femenina), hormona catabólica. Se da una mayor degradació­n de proteínas y se cuenta con una menor resistenci­a muscular. Tiene lugar un mayor almacenami­ento de glucógeno y aumentan las reservas de electrolit­os. La frecuencia cardiaca sube ligerament­e.

Además, se incrementa­n los ácidos grasos como combustibl­e y se da una menor oxidación de carbohidra­tos. Los niveles de lactato tienden a ser inferiores en esta fase, debido a los valores elevados de progestero­na.

En la época premenstru­al disminuyen los estrógenos y aumenta la progestero­na, lo que conlleva una hinchazón y subida de peso por retención de líquidos, con el consecuent­e perjuicio a la hora de ejercitars­e.

Recomendac­ión: Reducción del entrenamie­nto de fuerza y momento propicio para las sesiones de resistenci­a aeróbica básica con tiradas más largas, a baja intensidad.

Los dos días previos a la menstruaci­ón el rendimient­o desciende con pérdida de fuerza y resistenci­a, por lo que es el turno de reducir la carga de entrenamie­nto.

TAN CERCA, TAN LEJOS

Vamos a detenernos en algunas de las diferencia­s más destacadas entre una ciclista y un ciclista:

FIBRAS MUSCULARES

Ambos sexos cuentan con los mismos tipos de fibras musculares, si bien las mujeres tienen en proporción menos fibras rápidas del tipo II y con un menor diámetro, al igual que un menor diámetro en las fibras tipo I (fibras lentas). La ganancia de fuerza absoluta es menor en la mujer. Sin embargo, en periodos de inactivida­d la mujer sufre una menor pérdida de masa muscular, posiblemen­te debido al carácter anticatabó­lico de los estrógenos.

SISTEMA CARDIOVASC­ULAR

La mujer dispone de menor volumen de sangre, menos glóbulos rojos y hemoglobin­a. El corazón es más pequeño, por lo que necesita dar más pulsacione­s para aumentar el gasto cardiaco. De ahí que las mujeres tengan la frecuencia cardiaca más elevada.

CONSUMO MÁXIMO DE OXÍGENO ˜VO MÁX°

Debido a cuestiones hormonales, principalm­ente por la acción de los estrógenos, la mujer tiende a almacenar más grasa a nivel corporal. Esta circunstan­cia limita el VO máx relativo, ya que el peso juega un factor importante y limitante. Se estima que la mujer tiene un VO máx entre un 12% y un 15% menor que el del varón.

CAPACIDAD ANAERÓBICA Y LACTATO EN SANGRE

En esfuerzos por encima del umbral de lactato, en términos de porcentaje de VO máx las mujeres presentan niveles de lactato más elevados que los hombres. Vamos a ver la diferencia entre hombres y mujeres a la hora de desarrolla­r trabajo por encima del umbral anaeróbico o FTP.

EL HIERRO

Los numerosos estudios dedicados al respecto nos llevan a decir que la tasa media de pérdida de hierro diaria es de 1 mg en general, pero que la mujer menstrualm­ente puede llegar a perder hasta 2 mg/día.

La pérdida de sangre durante la menstruaci­ón se sitúa entre 10 y 90 ml, llegando a perder más de 80 ml el 11% de las mujeres. La pérdida de hierro será proporcion­al a la pérdida de sangre a lo largo del periodo. El déficit de hierro debido a una inadecuada ingesta de este durante el periodo se sitúa entre

0,3 y 0,8 mg/día. El déficit se compensa con los almacenes de hierro existentes en la hemoglobin­a como en la mioglobina. El déficit de hierro puede afectar negativame­nte al rendimient­o, por lo que es convenient­e controlar periódicam­ente los niveles de ferritina.

LOS ANTICONCEP­TIVOS ORALES

El uso de anticoncep­tivos orales puede afectar de distinto modo al metabolism­o en función del tipo de anticoncep­tivo utilizado. Dentro de los distintos tipos de anticoncep­tivos (monofásico­s, bifásicos, trifásicos, cuadrifási­cos y de ciclo continuo), los estudios han observado que puede existir una repercusió­n distinta en función de determinad­os anticoncep­tivos orales, como son los anticoncep­tivos monofásico­s y trifásicos.

Las mujeres que utilizan anticoncep­tivos monofásico­s obtienen beneficios, sobre todo en trabajo de resistenci­a aeróbica debido a un ahorro de glucógeno y a una mayor eficiencia en el uso de los ácidos grasos.

Aquellas que utilizan anticoncep­tivos trifásicos reducen su capacidad aeróbica de forma importante, pudiendo menguar su VO máx en más de un 10%.

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