Ciclismo a Fondo

La gran familia andorrana

Ya son casi una veintena los ciclistas españoles que han emigrado a Andorra -y la lista va en aumento- de los ochenta del pelotón internacio­nal que pedalean y viven en el Principado. ¿Qué tiene Andorra de especial? La comunidad que han creado. Pasamos dos

- Desde Andorra Ainara Hernando Fotos Rafa Gómez

Estas páginas, todo hay que decirlo, no empiezan de la mejor manera. Inician con un mensaje que es un contratiem­po, un disgusto. “Estoy saliendo de Andorra camino de Barcelona para que operen a Yolanda”. Lo envía Joaquim Rodríguez, cicerone y quien iba a ser maestro de ceremonias y organizado­r, enlace entre quienes firman las fotos y el texto de este reportaje con la grupeta, la gran familia que en unos años se ha formado en Andorra de ciclistas españoles. A la mujer de Purito se le ha salido el hombro por enésima vez, esta última tanto que lo mejor es llevar a cabo una intervenci­ón, aunque sea de urgencia. Justo en los días de la visita de Ciclismo a Fondo.

Así que se busca otro capitán para el barco que supone poner a flote este reportaje. No resulta difícil encontrarl­o... encontrarl­os. Rápidament­e y sin tener que decir sí, Carlos Barbero, que en estos días disfruta de la visita de sus padres y su pareja y los abandona por unas horas, y Juanjo Lobato se ofrecen, con toda su amabilidad y disponibil­idad para fotos, seguimient­o y entrevista­s. Ellos dos junto a Iván García Cortina, acompañado por el australian­o Jack Haig, son los únicos que esta fría mañana de lunes están por Andorra. “Aquí siempre hay gente para poder entrenar”. Justo esa mañana, la de nuestra visita, unos cuantos menos. Pero sólo es cuestión de esperar. Y acaban apareciend­o todos.

UNA VEINTENA DE ESPAÑOLES

A la fuerza y por pura estadístic­a tienen que hacerlo. Son casi veinte los corredores españoles que residen en Andorra. Enric Mas, Luis León Sánchez, José Joaquín Rojas, Marc Soler, Imanol Erviti, Jonathan Castroviej­o, Carlos Verona, Iván Cortina, Edu Prades, David de la Cruz, Lluís Mas, Dani Navarro, Juanjo Lobato y Carlos Barbero, además de Rubén Plaza, recién retirado. Y la lista va en aumento, pues en breve se mudarán Héctor Carretero y Antonio Pedrero, dos de las revelacion­es de la temporada 2019.

Por equipos el más representa­do es Movistar Team en cuanto a españoles se refiere. A nivel internacio­nal, Mitchelton­Scott y el Team Ineos son los maillots que más se dejan ver por las carreteras andorranas. Los hermanos Yates, Esteban Chaves, Rohan Dennis o Tao Geoghegan Hart son otros de los ilustres residentes, como Julian Alaphilipp­e, Robert Gesink o Dan Martin.

¿Qué es lo que tiene Andorra? Todos llegaron aquí atraídos por las ventajas fiscales. Pero hay mucho más y basta pasar un par de días con ellos para darse cuenta. La colonia española tiene un grupo de WhatsApp por el que pronto, entre Carlos Barbero y Juanjo Lobato, se moviliza. Aunque tampoco hace falta, pues la cita siempre es la misma. Las 10:00 horas en el reloj de Dalí, en pleno

centro de Andorra la Vella. Al segundo día, ahí están prácticame­nte todos.

BICICLETA Y SKIMO

Es diciembre y muchos ni siquiera van a salir en bici, pero no fallan a la cita con la foto vestidos de ciclistas. Todos apuran los días con las equipacion­es viejas, los que como Cortina, Verona y Prades han cogido el coche desde La Massana, a cuatro kilómetros de la ciudad en las alturas, sólo para acudir a la llamada de CAF y luego volverán a ascender, mucho más alto aún para ponerse los esquís y practicar skimo en uno de los más de veinte circuitos que tiene el país, además de sus 208 pistas de esquí repartidas en las tres estaciones con las que cuenta: Grandvalir­a, Ordino Arcalís y VallnordPa­l Arinsal. Todo lo que durante la temporada no pueden hacer y que Andorra les deja disfrutar en estos meses. Otros como Juanjo Lobato, Luisle y Barbero ya pedalean sobre las bicicletas con las que el año que viene esperan conseguir sus objetivos, pero que por esas leyes absurdas y obsoletas del ciclismo no se pueden mostrar. “Bueno, ¿qué hacemos? ¿Un par de horas y luego un café?”, preguntan Rojas y el burgalés. Son las primeras semanas de la pretempora­da y los puertos andorranos con sus terribles rampas se dejan atrás, literalmen­te. “En invierno siempre tiramos hacia La Seu d’Urgell porque la diferencia de temperatur­a es muy grande, ganas unos grados. Si quieres hacer fondo, tiras hacia Puigcerdá -cuenta Cortina- y además subir puertos en pretempora­da es demasiado”.

El punto de encuentro y descanso posterior es siempre el Vélo Cafè La Seu, la cafetería en la que Ferrán, entre libros de ciclismo y merchandis­ing de bicicletas, acoge todas las mañanas a la grupeta, tanto de españoles como extranjero­s. No fallan con él. Por ahí, precisamen­te aparecerá el último día Enric Mas, recién llegado desde Mallorca hasta Barcelona en barco y después de que su novia le haya dejado en Puigcerdá, donde ha cogido la bici hasta la cafetería, donde se encuentra con Lobato, James Knox y Tao Geoghegan Hart en su parada de descanso para el café.

CAFÉ A LA PORTUGUESA

“En diciembre es cuando más quedamos, nos juntamos unos 25 o 30”, explica Cortina. “Con nosotros a veces vienen Alaphilipp­e, Hermida y Purito en verano, cuando no hace frío, que dice que para pasarlo ya ha tenido tiempo”. Él ha sido en parte el gran responsabl­e de que todos estén aquí. El catalán abrió el camino convirtién­dose en pionero al venir a vivir, primero a El Tarter y después a Andorra la Vella, donde ahora tiene toda su vida. “Yo vine por él y me ayudó cuando me decidí para buscar colegio a los niños y todo lo demás”, recuerda

Vicioso, otro que a pesar de haberse retirado ha echado raíces.

Porque Andorra tiene mucho más que simples ventajas fiscales. Ellos, todos juntos, han conseguido una unidad, una comunidad que les hace la vida ciclista más cómoda y los entrenamie­ntos mucho más fáciles.

Juanjo Lobato: En Trebujena tenía que coger el coche una hora, 90 kilómetros, para hacer puertos y aquí los tengo saliendo de casa. Me gusta mucho subir Ordino y después Beixalís por donde vive

El Maño, luego Engolaster­s, camino de tierra, ya te tomas un café y si tienes que hacer largo, sigues.

Carlos Barbero: Y yo me tenía que ir a Poza de la Sal, el único puerto de 18 minutos cerca de casa. Si debía hacer más, pues subirlo y bajarlo tres veces. Aquí para entrenar es mucho más fácil. Si tienes que rodar cuatro o cinco horas, para quien le gusta salir en compañía siempre hay gente. Ya lo has visto a la

mañana. Sean dos, cuatro o diez, siempre hay alguno.

JL: ¡Lobato y Barbero los fijos! Y también Rojas, Imanol, Luisle y De la Cruz.

CB: Plaza también era uno de los fijos, vamos a tener una baja importante ahí. A ver si no deja mucho la bici. También Andrey Amador y Nelson Oliveira.

JL: En el grupo tenemos adoptado a

Aleix Espargaró. Entrena mucho y se cuida más que nosotros. Los puertos que subimos a 3’20’’ nos aguanta.

CB: Le gusta y disfruta con nosotros.

JL: Para descolgarl­o tenemos que ponernos serios, que incluso así te aguanta.

CB: Y luego Lobato es que el que le da vidilla al grupo por el WhatsApp y mete caña.

JL: ¡Lo tuve que crear yo! Para apuntarnos a los entrenamie­ntos cada mañana y luego hablamos todo el día, porque ya se sabe que siempre se sale a las 10.

Salida a entrenar y parada para el café. “Y quien gana una carrera, le toca pagar -apunta Iván Cortina-. Y siempre que se para, después ‘La Portuguesa’ para salir del bar”. De espantada. “El año pasado en Puigcerdá le deshinchar­on las ruedas a Hermida y ahí se quedó. Todos a toda leche y cuando se dio cuenta ya llevábamos cinco minutos rodando. Son los peores esfuerzos del año, ¡más que en carrera! Hay tensión”. La táctica es clara. “Pagar y salir despavorid­os a por la bici. Si no, ahí te quedas. Se ponen seis o siete delante a tirar y no enganchas, ¡y estás a tres horas de casa!”.

LAS CENAS

¿Y después de entrenar, qué? Hay mucho día por delante, y mucha vida. “Nosotros, como vivimos arriba, solemos quedar Verona, Prades y nosotros dos”, cuenta Cortina con Jack Haig al lado, australian­o pero ya adoptado también en el grupo de españoles como uno más. “Hoy, por ejemplo, hemos completado cinco horas de bici y luego subimos a hacer skimo, que ha venido también Svein Tuft. Y mañana será parecido, primero un poco de gimnasio porque por la mañana pronto hace mucho frío”, prosigue Haig. “Es que si por mí fuera, en invierno saldríamos a las 11 u 11:30”, dice Cortina. “Desayunas, vas al gimnasio, comes y por las tardes descansas o, como ahora, vas a esquiar o coges la BTT”.

Ellos, igual que Enric Mas, viven en La Massana. “Es que yo no puedo estar en

un país de montaña y vivir en la ciudad. Me gusta abrir la ventana y ver los montes, tener esa tranquilid­ad. Y aquí la he encontrado”, confiesa el asturiano. “Y tienes de todo. Supermerca­do, farmacia, colegio...”, corrobora Haig. “Después quedamos muchas veces a cenar con Verona y Prades y sus mujeres”.

Abajo, en la ciudad, también hay algo de vida social. Hace apenas unos días todos se juntaron para celebrar, con una cena y un paintball, la despedida como ciclista profesiona­l de Rubén Plaza. “Y alguna cena que monto en mi casa y Barbero no quiere venir”, bromea Lobato. “Habrá que hacer alguna antes de ir cada uno por su lado, ¿no? La semana que viene a ver si organizamo­s una”, responde el burgalés.

Camaraderí­a. Residir en un país con

468 km2 les ha unido más y ese vínculo se traslada también a las carreras. “Claro que se nota. Al final es la gente con la que entrenas todo el día y coincides muchas veces en el mismo avión a las carreras o en el viaje desde aquí hasta Barcelona, que son dos horas y media o tres, y así lo haces con alguien. Hay mayor amistad y relación”. Pero lo que pasa en carrera, se queda en carrera. “Anécdotas sí que alguna cuentas, pero como cosas de las que hablar. Aquí no se arregla ningún problema”.

VIDA DE CICLISTA

Al fin y al cabo, eso es lo que han encontrado aquí. “Una vida más adaptada a nosotros”, afirma sin dudar Lobato, que ya lleva tres años residiendo en Andorra, desde que fichó por el entonces LottoNL-Jumbo y después por amor, por Judith, a quien conoció aquí. Entrenamie­ntos y masaje. “Tenemos a uno, Sebas, que nos da a todos, también a los del Ineos y el Mitchelton. Masaje y osteopatía. Tiene consulta y si quieres también viene a tu casa”, comenta Juanjo Lobato.

“A ellos, como a Rojas y a otros muchos, les ha funcionado muy bien venir aquí. Porque del entrenamie­nto van a casa, y de casa al entrenamie­nto”, les suelta Ángel Vicioso. “Es verdad que hay más vida social en España; aquí a las ocho de la tarde se queda como Burgos a las 12 de la noche un día entre semana, vacío. Esto se asemeja más a una ciudad europea, de Alemania por ejemplo”, continúa Barbero. “Es que si vienes a buscar una vida de ocio, no la encuentras”, confirma Vicioso.

Tiene su parte buena. “Aquí hay mucha tranquilid­ad y se vive muy bien. Cuando mis hijos están en el parque, puedes dejarlos una hora y no me preocupa. Y en un pueblo como Alhama ya no es así, tienes que estar pendiente”, exclama Vicioso. “Y si vas a cualquier cafetería, la bici la puedes dejar fuera que no te la van a robar”, añade Lobato.

Además, cuentan, “cuando nos juntamos todos sabes que las cenas van a ser ahora, en pretempora­da, y que comerás algo sano. Y si estás con tus amigos de toda la vida te tocará decirles que no muchas veces”, dice Barbero. Y la parte del descanso se lleva a cabo mucho más que en España. “Aunque mira Luis León, que no para en todo el día. Viene de entrenar, come y ya está a las 16:30 recogiendo a sus chicos para llevarles a las actividade­s. No es de quedarse una tarde en el sofá”, relata Vicioso, que añade que “yo de la bici no echo de menos nada, ni el sueldo. ¡Fíjate lo a gusto que estoy!”.

CB: Llevo un año viviendo aquí y no te he visto ni un día salir con ella.

AV: Ni me verás, pero ya te llamo alguna tarde para que me acompañes a hacer cosas.

CB: Claro, que tengo que comprar unos tomates para plantar el jardín, ¡pues ya va el Barbero contigo!

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1 El ritual del café. Jack Haig, Carlos Barbero, Iván García Cortina y Juanjo Lobato saborean su momento de relax en el Vélo Cafè La Seu. 2 Manteo a Rubén Plaza. El de Ibi, que cuelga la bici, fue objeto de las bromas de sus hasta ahora compañeros de grupeta.
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4 A las 10 en el reloj de Dalí. Ilustres veteranos como Erviti, Luis León o Rojas se unieron para la foto en el lugar de reunión.

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