"Aquí he encontrado mi casa"
Habiendo nacido en Madrid, residido en Barcelona, Girona e incluso en Lucca siguiendo a Esther, su entonces novia y hoy mujer y madre de sus hijos, Carlos Verona no se sentía perteneciente a ningún lugar. A ninguna tierra. "Salí de casa a los 16 años y nunca he sentido un arraigo a ningún lugar". Hasta que llegó a Andorra. "Cuando Esther terminó su Erasmus en Italia sopesamos qué hacer y quisimos probar la idea de venir a Andorra". Ya llevan cinco años viviendo aquí, desde que vino "en la segunda hornada, después de Purito, Florencio y compañía, y mucho tienen que cambiar las cosas para que nos vayamos. He encontrado mi casa y siento que tengo un hogar. A Madrid seguro que no volvería, porque de siempre me ha gustado la nieve. Cuando era pequeño veía nevar cinco días y eran los más felices del año. Aquí lo tengo todo el invierno y puedo practicar deportes de nieve. Estando en activo no puedo disfrutarlos tanto como me gustaría, pero cuando me retire las posibilidades que te da Andorra son brutales".
En su lugar de residencia, Verona -abajo con Edu Prades y Cortina- se siente "muy feliz. Parte del éxito en la bicicleta viene de la estabilidad y aquí la he encontrado. Si quería seguir progresando, era el momento de asentarse y así lo hice. Ahora acabamos de comprar un terreno para hacernos una casa. Hasta que me retire viviré aquí y, seguramente, después también". El del Movistar Team opina que "Andorra se está esforzando mucho porque estemos a gusto y tengamos una buena comunidad, además de mil carreteras en buen estado para entrenar, sin apenas tráfico y bien señalizadas. Son conscientes de que estamos ayudando a mejorar la imagen del país, pues hasta hace seis o siete años la que tenía era la de un paraíso fiscal, un país peculiar, y están haciendo muchos esfuerzos por atraer a deportistas y al turismo deportivo, creando un sitio de bienestar -nos cuenta-. Además, sé que cuando deje la bici será difícil que me falte trabajo, pues la tasa de paro es muy baja. Y si tienes hijos, como es mi caso, hay mucha seguridad gracias a las fronteras. La familia de Esther está a dos horas de aquí, lo que a ella le permite estar más tranquila. Nuestra adaptación fue muy fácil y la vida es muy sana. Nos sentimos muy felices aquí".