Ciclismo a Fondo

Salud y rock&roll

- Desde Andorra Ainara Hernando Fotos Rafa Gómez

Dice Rubén que si su carrera fuese una canción de rock sería 'Brillar y brillar' de Loquillo. "Me han matado tantas veces que aprendí a resucitar". Es el mejor resumen a sus 19 años de carrera, toda una vida dedicada a la bici. En cierto modo. Ya lo dice su canción: "Les gustaría que fuese fácil de domesticar, pero un corazón salvaje no se rinde jamás".

Hace demasiado frío en Andorra la Vieja como para estar esperando a la intemperie, cuando el sol ya se ha marchado y un manto de estrellas artesona el vaho que sale por la boca sólo con respirar. Pasan los minutos y Rubén no llega. A un mensaje responde veloz y aparece enseguida en el lugar fijado para la cita. Se le había parado el reloj y al volverlo a poner había colocado las agujas dos horas antes de la hora real.

El tiempo ya es lo que menos preocupa al alicantino. Ahora todo va a un ritmo distinto. Después de dos décadas al son de unos pedales, enganchado a una bicicleta, a objetivos, entrenamie­ntos y carreras, es tiempo de descansar. Lo merece. Él, el antidivo que huye de las redes sociales y el protagonis­mo, el padre, el hombre con mil y una inquietude­s, asegura que nunca se ve, escucha o lee en las entrevista­s que concede. Quién sabe si pasará la vista por esta, que en el fondo se termina convirtien­do en una conversaci­ón durante una agradable cena entre dos amigos, más que otra cosa.

TODA UNA VIDA

CAF: 19 años encima de la bicicleta que se acaban. Toda una vida.

Rubén Plaza: ¡Casi media! Quería hacer veinte para poder decir que era media vida justa, aunque no ha podido ser por las circunstan­cias. Hubiera hecho otro año más, pero si el equipo no hubiera cambiado, sin la fusión. Si hubiese sido como 2019, con una vuelta grande y un par de carreras World Tour, habría continuado. No me veía cubriendo un calendario WT entero. Se me hacía cuesta arriba. En tu última carrera, il Lombardia, dijiste "es el momento de parar". ¿Por qué?

Por eso, porque ves que te llega el momento, se juntan unas cuantas cosas y no es momento de empujar para seguir corriendo. Podía haber seguido porque tenía alguna opción por ahí, pero ni me lo he planteado porque no me apetecía cambiar de equipo. Lo dije pensando que ya está bien, me doy más que por satisfecho. Aunque me hubiera hecho ilusión hacer otro, por eso de los veinte porque todavía me veía con ganas y podía haber dado mucho de mí, no me

veía corriendo dos grandes, empezando la temporada en Australia... Además, lo dejo con buen sabor de boca, con grandes recuerdos y buenas sensacione­s encima de la bici. Llevo un montón de años que pudieron ser el último, así que no ha sido traumático. ¿Cómo era el Rubén Plaza que dio el salto a profesiona­l en 2001?

Todo lo contrario a lo que soy ahora. Un crío lleno de ilusión y con ganas de ser ciclista. Pasé con Banesto, que eso fue ya cumplir mi primer sueño. Lo conseguí pronto. Era curioso, tenía ganas de aprender, de conocer, de disputarlo todo y compartir carreras con los que eran mis ídolos en el mejor equipo de España y uno de los mejores del mundo de aquella época. ¿Y cómo es el Rubén Plaza que deja el ciclismo en 2019?

Un corredor ya viejo, cansado... (ríe) ¡Sin muchas ganas de correr! Normal, desgastado después de 19 años. Se han ido cumpliendo todos los sueños y mis objetivos. Marcando nuevos retos cada año, poco a poco esa ilusión se va agotando y la balanza empieza a tirar

para otro lado, hay nuevas prioridade­s en la vida. Vas poniendo una X a lo que vas consiguien­do y luego la vida te va encaminand­o. La familia, los críos... lo que antes todo era ciclismo, deporte y objetivos, poco a poco se va equilibran­do con la familia y las ganas de hacer otras cosas. ¿La parte deportiva va tirando menos y la personal se impone?

Te va motivando más hacer una vida de persona normal. Me he pasado veinte años de mi vida cansado, ¡he vivido dos décadas cansado! Quitando un mes o dos al año, te acostumbra­s a eso. Llegas de entrenar y vas reventado a por el niño al cole. Lo llevas a entrenar y estás muerto. Y no disfrutas de la vida. Porque encima de que estás cansado andas pensando que al día siguiente no podrás entrenar igual. Que si en dos semanas tengo que correr... Cuando no hay otra cosa en el horizonte lo haces encantado, pero cuando cuentas con otra motivación como los críos, pues ya te jode porque me está apeteciend­o disfrutar de la vida y hacer otras cosas. Es uno de los factores que más me ha empujado a decir basta. ¿Has cumplido tus sueños en el ciclismo?

Los más ambiciosos que tenía de niño no, porque eran un poco irreales, pero todos los tenemos. El mío era ganar el Tour, y más cuando te has criado como ciclista viendo a Indurain. Todos queríamos ser como él. Pero ahora echo la vista atrás y me voy contento con mi trayectori­a, tanto a nivel de palmarés como de equipos en los que he estado y líderes para los que he trabajado. He tenido una carrera amplia, donde he podido ganar y también trabajar para muchos de los mejores ciclistas. Ha sido una carrera guay, sin encasillar­me en una faceta de currante o de ganador. Quizá porque no lo he sido tanto como para poder dedicarme sólo a eso. Además de larga, ha sido una carrera en la que has ido evoluciona­ndo mucho.

Siempre pongo el punto de inflexión en 2010, cuando hice mi primer Tour con treinta años. De grandes había corrido dos Vueltas a España y hasta entonces había tenido en mente pelear por las generales. Pero esa temporada disputé Tour y Vuelta y en Francia tuve la oportunida­d de ir con la libertad de apretar todos los días. Y me di cuenta de que no merecía la pena, porque acabé

11º, estando ahí concentrad­o todo el día. Y concluyes que no vale para nada. Y en La Vuelta igual. Había hecho quinto en 2005. Luego, en 2011, sufrí la caída en la Vuelta a Murcia que me fastidié el tobillo y fue un parón bueno. No merecía la pena sufrir durante 21 días para, en el mejor de los casos, estar entre los diez primeros. Los años que pude decidí intentar coger fugas y pelear por etapas. Cuando eres joven es lógico ver hasta dónde puedes llegar en una grande, pero luego comprendí que no iba a hacer

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? 1 Disfrutand­o del retiro. Rubén posa con su mujer Ana y sus hijos Mario
-el mayor- y Leo. Ahora podrá disfrutar más de tiempo de su familia.
1 Disfrutand­o del retiro. Rubén posa con su mujer Ana y sus hijos Mario -el mayor- y Leo. Ahora podrá disfrutar más de tiempo de su familia.
 ??  ?? 2 Tormenta en El Soplao. Ni el diluvio pudo apartarle de su segundo título de campeón de España, un éxito que facilitó su retorno al pelotón nacional.
2 Tormenta en El Soplao. Ni el diluvio pudo apartarle de su segundo título de campeón de España, un éxito que facilitó su retorno al pelotón nacional.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain