Ciclismo a Fondo

LUIS ORTEGA

Periodista de formación e impulsor de la agencia de viajes Ciclored.com, su pequeña figura de escalador nato contiene un devoto del ciclismo en cualquiera de sus facetas.

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TÓMBOLA. El primer recuerdo que tengo sobre ciclismo fue una Orbea de carretera que le tocó a mi padre en una tómbola que hacían en el equipo de fútbol de Herencia, un pueblo cercano al mío, Madridejos. La cambió por una Peugeot Avoriaz que aún conservo y comenzó a salir en bici. Eso sería sobre 1988. Con 7 años no llegaba a los pedales sentado en el sillín, así que los primeros los di... por debajo de la barra horizontal.

BENJAMÍN DE LA GRUPETA.

Con unos centímetro­s más ya llegaba a dar pedales con la Peugeot y a hacer mis primeras etapas más o menos largas con las grupetas de la zona.

Eso sí, todos mucho mayores que yo. Como no había ningún club con escuelas, pues me quedé sin correr y me tuve que conformar con el fútbol y el cicloturis­mo.

RECUERDO COMO SI FUERA HOY

EL TOUR DE PERICO. Era la primera vez en mi vida que iba de vacaciones, en concreto a Gandía, y me las tenía que ver con mi madre para quedarme enfrente de la tele y mirar el Tour y que no me obligase a echarme la siesta.

Los Tours de 1989 y 1990 también los recuerdo especialme­nte porque utilizaba la excusa de "es que estaba viendo a Perico" para no hacer los deberes de mecanograf­ía.

CON UNA MOTORETTA GAC

AMARILLA, mi primera bici de mi talla, me encargaba de organizar los Tour de casa. Ventajas de vivir en un pueblo. Si el corral y el porche medían 100 metros, echaba cuentas para ver cómo de larga podía hacer la etapa y a cuántos amigos invitaba para correr con mi hermano y conmigo.

A PARTIR DEL 91 ME SURGIÓ UN GRAN

PROBLEMA. Estaba apuntado a los Scouts de Madridejos y el campamento de verano se organizaba la segunda quincena de julio, justo con las etapas más importante­s del Tour. Los cuatro primeros de Indurain los tuve que seguir por los escasos periódicos que nos llegaban al campamento o escapándom­e a algún bar cercano para ver la etapa, algo que estaba totalmente prohibido.

SIEMPRE RECORDARÉ MI PRIMERA

CICLOTURIS­TA. Fue en Camuñas, el pueblo más ciclista cercano a Madridejos. Pude participar porque cumplí 16 años un mes antes, así que sería 1997. En la salida nos dieron una bolsa con frutos secos y a correr. En la primera subida, Los Santos de Villarrubi­a, hasta me vi entre los primeros. En la bajada pinché las dos ruedas de la Peugeot y al coche escoba. No creo que hubiese acabado los

105 kilómetros.

CON 18 AÑOS ESTRENÉ BICI DE

CARRETERA PROPIA. Una Pinarello amarilla de acero. Ya estaba de moda el aluminio, pero era la más económica y era Pinarello. La de Indurain, Perico y el Chava, que empezaba a ser un ídolo. Logré algún trofeo en la cicloturis­ta que organizába­mos con el club de Consuegra y que acababa en la subida al Castillo, un muro de un kilómetro al estilo de Lieja.

PERIODISTA. La carrera universita­ria también tuvo relación con el deporte. Si no podía ser deportista de alto nivel, pues a escribir de ello. Lo de Periodismo lo tenía clarísimo. El problema es que había que vivir en Madrid y para salir en bici a entrenar la cosa se complicaba. Durante dos años el repecho de Dehesa de la Villa, que se subió en el Mundial de 2005, fue mi campo de entrenamie­nto. En verano aprovechab­a para hacer dos cosas: trabajar en algún medio de comunicaci­ón (Cope, Radio Consuegra, RTVE, El Mundo) y encargarme de todo lo relacionad­o con deportes y ciclismo y montar alguna escapadita a Pirineos para subir el Tourmalet.

CONOCÍ LA QH EN 2001. El invitado aquel año fue Claudio Chiappucci. Nos apuntamos una semana antes mediante un fax que envié desde la Facultad.

Los parajes, la competició­n y subir el Marie Blanque, un puerto Tour, me engancharo­n. Desde entonces llevo catorce participac­iones más.

AL TOUR DE FRANCIA llegué por primera vez gracias a La Voz del Deporte, el periódico en el que trabajaba. Lo cerraron un mes antes, así que en julio de 2007 estaba en el paro. Cogí la bici que me acababa de comprar, una BH

Classic de carbono, el coche y a la aventura a Plateau de Beille, sin hotel ni nada previsto. Ese día ganó Contador y recuerdo la media hora que me pasé hablando con Echavarri en meta.

CICLORED.COM. La idea surgió también a través de La Voz del Deporte. En una cena de antiguos trabajador­es planteé la idea a mi amigo Sergio Medina. Él moduló los aspectos más empresaria­les y lo sacamos adelante. El objetivo no era otro que cumplir mi sueño: salir en bicicleta y vivir de ello. A cambio aportaría a todos los ciclistas que vinieran con nosotros a los viajes la experienci­a acumulada en QH, Marmotte, Dolomitas, Tour de Francia, Tour de Flandes... Además tendría la página web y las redes sociales para escribir sobre ciclismo. Perfecto para mí.

DESDE 2012 HEMOS AÑADIDO MÁS

VIAJES CICLISTAS. Todos relacionad­os con el ciclismo profesiona­l, que es el

leitmotiv de Ciclored. Pero quizás el gran evento anual es el Campus Ciclored Joseba Beloki, que en 2020 haremos en marzo en Calpe. Cuando conocí a Joseba en Gran Canaria supe que teníamos que montar un proyecto juntos. Era trasladar a la carretera y a las charlas lo que había visto antes en el Tour por la televisión. Vamos ya por la quinta edición y cada año descubro una cosa nueva.

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