Un bautismo que no llega
Para cuando nos hemos dado cuenta, ya estamos en marzo. Pese a que todavía es bastante pronto, podemos ir haciendo una pequeña valoración de cómo ha comenzado la actividad en el circo ciclista internacional.
Mathieu Van der Poel se ha proclamado campeón del mundo de CX sin despeinarse. Quizás, y con todo respeto para sus rivales, la atención estaba en ver hasta dónde iba a ser capaz de llegar Wout Van Aert. Finalmente ocupó un meritorio cuarto puesto. Todos recordamos su grave caída durante la disputa de la crono individual del Tour de Francia en Pau. Desde entonces, mucho trabajo para volver lo antes posible. No tengo ninguna duda de que este año el belga va a ser uno de los corredores importantes del pelotón. Pogacar ya firma con victoria. En Valencia, el joven y atrevido esloveno presentó sus credenciales. Y ojo que el del UAE aún cuenta con un tremendo margen de mejora. Un Evenepoel pletórico está en las mismas. Seguro que ha habido otros corredores a quienes, haciendo cosas parecidas o incluso mejores que Remco, no les dimos tanto bombo como al del DeceuninckQuickStep. Puede ser, pero la edad a la que lo consigue y cómo lo hace no es algo corriente. Aquí ya no es cuestión de ensalzar pequeños detalles;
hablamos de movimientos de un corredor que se comporta como un ciclista experimentado. Cuídenlo, por favor.
Mikel Landa se pone en marcha tras el susto que sufrió entrenando mostrando un buen pedaleo. Sus declaraciones apuntan a un año especial, en el que desde el inicio se siente líder de un proyecto que le puede llevar a lo más alto. Fino y con confianza, un comienzo esperanzador. Enric Mas y Marc Soler, los dos corredores que todos los mentideros apuntan a ser los grandes protagonistas de la temporada, también están en marcha. Compartir colores no debe resultar un problema para formar un engranaje fluido.
El grupo colombiano apura el salto a Europa. Bernal, Higuita... calientan motores a base de trabajo duro y de calidad. Os invito a que les sigáis en redes sociales. Merece la pena.
En breve comienza lo gordo: París-Niza, San Remo, País Vasco, etc. Esto va rápido y será el momento en el que todas las cartas se pongan sobre la mesa. No es un año fácil para encajar las fichas del puzle. El movimiento de fechas, aunque
no sea muy exagerado, variará mucho los plazos de ajuste en las preparaciones de cara a los grandes objetivos. A eso debemos sumarle los Juegos Olímpicos, un reto lógicamente atractivo y que no está al alcance de todo el mundo.
Y LAS CHICAS
Nuestras féminas también están en marcha con un pelotón algo cambiado. Altas y bajas a las que aún no estamos hechos. El caso es que con el paso del tiempo iremos acostumbrándonos a los nuevos colores de las corredoras.
Mira que lo tengo presente, pero en mi automatismo no he sido capaz de situar a Mavi García en la carpeta Alé. Me imagino que os ocurrirá lo mismo. Un pelotón que poco a poco va cogiendo el protagonismo que se merece y que ojalá en un futuro cercano cuente con un músculo mucho más sólido, sobre todo pensando en las más jóvenes, esas categorías júnior-sub23 que tanto necesitamos.
Y si hablamos de necesitar, lo que necesitamos es que el equipo burgalés de Iñigo Cuesta debute en competición. Puedo decir con mucho orgullo que soy el padrino ciclista del proyecto. Me lanzaron la invitación y acepté encantado. No sólo porque siempre apoyaré el ciclismo femenino, sino porque quien lidera la iniciativa es un amigo de verdad.
El día que escribo estas líneas estoy preocupado. Lo que vi hace más de un mes durante la presentación del proyecto en Burgos me gustaría verlo plasmado en competición. La cara de satisfacción de las chicas en el escenario y cómo transmitían sus ganas de ponerse en marcha era suficiente para creer en él. Yo lo hice y ojalá lo que está pasando, que no sé lo que es, se solucione, encarrile o lo que tenga que ser para que el equipo Casa Dorada-Cronos vea la luz competitiva. Y subrayo, no sé lo que está sucediendo, pero que una ilusión tan bonita no se muera.