Niño prodigio
Con sus apabullantes triunfos en Cullera y en la Sierra de Bernia, Tadej Pogacar (UAE) se apropió de la Volta a la Comunitat Valenciana. Jack Haig y Tao Geoghegan Hart le acompañaron en el podio.
VOLTA COMUNITAT VALENCIANA
Tadej Pogacar se despachó a gusto.
Hay muchas cosas en Tadej Pogacar que recuerdan al imbatible Alejandro Valverde de hace una década y media, pero sobre todo dos. El esloveno tiene la lozanía, 21 prometedores años en su segunda temporada como ciclista profesional, y un aura de ser invencible, con esos fogonazos de calidad que regaló en la Vuelta a España’19, su primera grande. Tres triunfos de etapa y tercero en la clasificación general.
Así, como cerró su exitoso estreno en el World Tour y en una gran vuelta, ha comenzado 2020, que promete ser el año del despegue y el vuelo, el de instalarse en el ciclismo dando nombre a un nuevo planeta que lleve sus siglas.
Porque Tadej Pogacar es esa bala, voladora y destructiva, que cuando arranca es mecha, fuego. Insuperable. Esa bala como era Valverde hace quince años, que el inevitable y crudo paso del tiempo va templando. Pero se resiste a claudicar, bravo murciano. Todo eso se certifica en Cullera, la primera de las dos etapas clave de la Vuelta a la Comunidad Valenciana, que un año más
consiguió atraer a lo más granado del pelotón internacional para dar inicio a la temporada ciclista.
GROENEWEGEN MANDA AL SPRINT
Y hay un poco de todo. Los escaladores como Wout Poels, el siempre extraordinario y regular Pello Bilbao, el dorsal 1 de Ion Izagirre o el impresionante Tao Geoghegan Hart. Pero también velocistas, sprinters que quieren empezar su campo de pruebas de 2020, llenar el saco de victorias y confianza, protagonizando los primeros grandes duelos de la temporada.
Kristoff, Jakobsen, hasta Mohoric se anima. Pero entre todos, quien sobresale y sale ganando es Dylan Groenewegen. Para el neerlandés, que ya sabe que su equipo no lo alineará en el Tour de Francia para centrarse en la lucha por el maillot amarillo, serán dos de las tres llegadas masivas, pues sólo concede la última, la que deja el regusto más feliz o más amargo según el resultado, a Fabio Jakobsen (Deceuninck-QuickStep).
Será ese doblete el premio de consolación para un Jumbo-Visma que se quedó huérfano de su gran líder antes de empezar la carrera. A un día del arranque, Tom Dumoulin decidió quitarse el dorsal de la espalda, por enfermedad, cuenta él mismo. “Me he puesto malo
esta noche y debo ser prudente y regresar a casa. No es la forma en la que quería empezar el año, pero volveré pronto”.
UN ÚNICO DOMINADOR
Un rival menos. Su baja privó del que podría haber sido el primer gran duelo de la temporada: Pogacar-Dumoulin. Sin él, el esloveno se quedó sin rivales antes de llegar a Cullera, el primero de los dos finales en rampa para dilucidar al dueño de la Volta a la Comunitat Valenciana. No hubo dudas de quién iba a serlo. El imbatible y joven. Ese Valverde esloveno capaz de ganarlo todo. Un estruendo, un ataque brutal que el propio Bala pudo seguir, pero no superar.
“En un principio nuestro objetivo no era la victoria y no esperaba ganar”. Se la encontró. “No estaba muy seguro de mi forma después de tanto tiempo sin correr. Me he sorprendido a mí mismo”, confesó el del UAE Team Emirates. “Así que ahora vamos a ir a por la general”. Como si no le quedara más remedio. Como si su tremenda calidad le dijese que debía hacerlo. Porque sí.
BERNIA SENTENCIA
Porque aunque cedió por una jornada el maillot amarillo a un Jack Haig tan sorprendido como feliz, Pogacar nunca perdió la estela de la carrera ni dejó de
ser su dueño. En apenas un día recuperó el mando con otra victoria brutal, la de la jornada reina con meta en la Sierra de Bernia. Se largó cuando quiso y ni el ataque de Poels en la rampa final le inquietó. Con una tranquilidad y una madurez plena, soberbio, se hizo con la etapa y echó el cerrojo a la general. “En todo momento he tenido controlada la carrera, aunque no conocía la subida. El plan era contemporizar y atacar en el momento adecuado. Y eso he hecho. Me he movido en la parte más dura de la ascensión y he tenido grandes sensaciones”, confirmó.
Nadie pudo con él y pocos parece que vayan a ser capaces de hacerlo de aquí en adelante. “Ha sido una semana increíble y he ganado esta carrera tan bonita; no puedo empezar mejor la temporada. Es muy satisfactorio vencer nada más empezar después de todo el trabajo tan duro que he hecho en invierno. Este triunfo significa mucho para mí”.
El niño prodigio. Pogacar es otro más de la camada de oro de ciclistas jóvenes que empieza a dominar el universo ciclista. “No sé cuál es la razón por la que ahora hay tantos buenos corredores jóvenes, pero me parece algo muy positivo.
Habrá que ver cómo es el futuro. No sé hasta dónde llegaré, pero intentaré ser el mejor”. El mundo es suyo.