Descartó ofertas para seguir en Burgos-BH

Con su enorme victoria en la quinta etapa de la

Vuelta a España con final en Javalambre, su lucha sin cuartel hasta las últimas jornadas de montaña y la gran imagen y buena prensa, Ángel Madrazo se convirtió en objeto de muchos pretendientes en forma de ofertas el pasado invierno. El cántabro decidió renovar con el Burgos-BH. "Ellos confiaron en mí un año antes al ficharme y además, este equipo se ha convertido en mi familia", argumenta como razones de peso para haber tomado la decisión de quedarse. "Además, soy el 112 de este equipo -ríe-, porque en cualquier situación me llaman, para lo que sea. Saben que nunca fallo. El año pasado mi hijo nació un 23 de julio y al día siguiente estaba en Guipúzcoa para correr en Ordizia. A Julio le dije que un guerrero nunca abandona a sus soldados en la batalla. Nos tenemos los dos muchísimo aprecio y valoro más estar en una familia como esta y ser feliz que ganar más dinero". La prueba de que es todo un hombre de equipo queda ratificada durante la conversación cuando recuerda que el maillot de la montaña durante La Vuelta lo perdió en la jornada que la caravana dormía en Burgos, para disfrutar del segundo día de descanso. "Y eso me dolió muchísimo. Llegar a casa del patrocinador y justo haberlo perdido. Julio me decía que estuviese tranquilo y me motivaba. Yo estaba dispuesto a seguir peleando, pero me sentí muy mal de haberlo cedido precisamente en ese momento". En quien también sigue confiando Madrazo y no cambia es en su entrenador, Francis Cabello, con quien trabaja desde 2014. "Es alguien muy importante en mi carrera. Por mucho que pelea conmigo no consigue cambiarme; siempre me pone entrenamientos de menos porque sabe que le hago de más", comenta entre risas. Y eso que este invierno, con tantos eventos a los que ha acudido, ha bajado mucho el pistón. "Francis me dice que me tienen que mandar a uno por semana, ¡que es la única forma posible de hacerme descansar!".