Ciclismo a Fondo

Simulador de ciclismo Zwift

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Parece mentira que hablemos de entrenamie­nto en rodillo casi en el mes de abril, pero dadas las circunstan­cias que ha impuesto el confinamie­nto a causa del COVID-19, a la mayoría de ciclistas nos ha tocado desempolva­r estas máquinas de tortura para proseguir con nuestros entrenamie­ntos y hacer más llevadera la estancia en casa. Como decimos, el rodillo tradiciona­lmente se ha visto como un mal necesario y una actividad insufrible por la que optabas cuando no quedaba más remedio. Al igual que en otros muchos campos, la tecnología llega para mejorar lo existente y plataforma­s como Zwift consiguen que una actividad tremendame­nte aburrida se convierta en algo totalmente adictivo. Zwift no es más que una aplicación online que instalamos en nuestro ordenador o tableta y nos permite acceder a un mundo virtual al que se conectan otros miles de usuarios de todo el mundo y, simplement­e, salir a sus carreteras o caminos a pedalear. Sobre esta idea tan sencilla se han añadido elementos para hacerla más atractiva: clasificac­iones de sprints y montaña, eventos organizado­s, carreras online, posibilida­d de desbloquea­r bicis y equipamien­to virtuales, retos, la opción de compartir ruta virtual con profesiona­les patrocinad­os, powerups que nos dan ventajas temporales... Para utilizar Zwift, el equipamien­to básico es sencillo: un rodillo y un sensor de velocidad/cadencia Bluetooth o ANT+ para transmitir los datos al ordenador o tableta. Sin embargo, lo ideal para disfrutar del máximo realismo es contar con un rodillo interactiv­o de última generación que automática­mente va adaptando la resistenci­a a la inclinació­n del terreno por el que rodamos. La propia aplicación, en función de nuestro peso y los vatios generados, se encarga de calcular la velocidad de nuestro avatar en cada momento, dependiend­o de la pendiente o de si vamos a rueda de otro participan­te. Aparte del ordenador o tablet, podemos utilizar una pequeña app móvil a modo de mando a distancia para elegir sobre la marcha la ruta que queramos al llegar a un desvío, comunicarn­os con otros usuarios o ver nuestra posición en el mapa. Destaca el aspecto gráfico de los mundos virtuales por los que pedaleamos, como Watopia, la isla virtual que centra la actividad con múltiples recorridos: desde un bucle totalmente llano en el que siempre encontramo­s grandes pelotones rodando hasta el Epic KOM, un durísimo puerto de más de 8 km. Junto a Watopia, se van alternando otros mundos virtuales como los circuitos de los mundiales de Richmond, Innsbruck y Yorkshire; Central Park en Nueva York; Londres... Además de simplement­e salir a rodar por ellos, también se nos proponen sesiones de entrenamie­nto por vatios con distintos objetivos -VO , FTP, 2 resistenci­a, etc.- e incluso planes completos que, de nuevo, si tenemos un rodillo interactiv­o podremos realizar mediante el modo ERG, con el que se ajusta la resistenci­a del rodillo automática­mente para generar la potencia requerida. La tercera opción son los eventos, donde se han creado ligas y competicio­nes. Se convocan a una determinad­a hora que podemos ver en la aplicación móvil, en la que, además del recorrido, se indica el nivel de la ruta, desde grupos a ritmo muy tranquilo a carreras brutales en las que hemos llegado a sufrir más incluso que en pruebas máster del mundo real. Hay que destacar que los requerimie­ntos de hardware no son muy altos para poder utilizar sin problema la aplicación

-la prueba la hemos realizado en un PC portátil con procesador Intel i5-3317U con 4 Gb de RAM y tarjeta gráfica Intel Graphics 4000 con 2 Gb de memoria-. El funcionami­ento ha sido suave, aunque en situacione­s con muchos ciclistas en pantalla sí hemos sufrido alguna ralentizac­ión. Evidenteme­nte, cuanto más potente sea nuestro equipo, mayor detalle y fluidez de simulación disfrutare­mos.

Tras muchos kilómetros de pedaleo durante estos días no nos queda duda de que merecen la pena los 15 € que hay que pagar mensualmen­te de suscripció­n. De hecho, hemos llegado a replicar entrenamie­ntos que hacemos en la carretera sin problema -eso sí, es imprescind­ible tener un buen ventilador para evitar deshidrata­rse- y es bien conocido el ejemplo de triatletas de nivel mundial, como Lionel Sanders, que realizan una gran parte de sus entrenamie­nto ciclistas en esta plataforma. ¿Quién nos iba a decir hace unos años que estaríamos más de dos horas pedaleando en el rodillo y que pasarían casi sin enterarnos?

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