8 meses después
Ocho meses y once días después de estrellarse contra un muro a gran velocidad mientras reconocía la contrarreloj del Dauphiné -accidente que se saldó con múltiples fracturas-, el británico Chris
Froome volvió a ponerse un dorsal en una competición oficial, "entusiasmado" aunque con muchas dudas sobre su estado físico real, como él mismo confesó. Como era de esperar, estuvo lejos de los mejores en las etapas más exigentes -acabó 71º a 19’45’’ de Adam Yates-, pero las sensaciones fueron buenas dado el largo periodo de inactividad y las graves lesiones sufridas. Sólo el hecho de volver a rodar dentro del pelotón era un éxito para el tetracampeón del Tour, al que se vio voluntarioso para no quedar descolgado muy pronto en las dos etapas con final en Jebel Hafeet.
"Teniendo en cuenta de dónde vengo, estoy muy contento de cómo se sienten mis piernas y el cuerpo. Mi trabajo estaba hecho incluso antes de llegar a la subida. Estoy aquí para comenzar mi temporada y competir. De eso se trata ahora. Lograr el estado de forma que quiero me llevará meses", decía el británico del Team Ineos tras la tercera etapa. Froome tenía previsto hacer un bloque de entrenamiento en Sudáfrica y competir después en la Volta a Catalunya para continuar con su preparación de cara al Tour y los Juegos. Unos planes que, al igual que los de tantos otros ciclistas, quedaron congelados por la incertidumbre generada por la Covid-19.