Herida y amputada
TRIUNFO DE MAX SCHACHMANN BAJO LA SOMBRA DEL CORONAVIRUS
La crisis del coronavirus condicionó una brillante y disputada edición en la que el alemán del Bora resistió las ofensivas de Benoot e Higuita. Iván García Cortina, pletórico toda la semana, se anotó un triunfo de etapa.
Con su anticipado final tras la llegada del séptimo día a La Colmiane, la ParísNiza bajaba por un tiempo el telón de un calendario ciclista UCI sumido, como el mundo en general, en estos momentos en la incertidumbre y dudas sobre lo que deparará el futuro a corto, medio o largo plazo por culpa del brote de Covid-19. Será difícil recordar con el tiempo esta Carrera hacia el sol de 2020 sin mediatizar cualquier crónica sobre lo sucedido a la permanente influencia y amenaza de una pandemia que ciclísticamente -que al fin y al cabo es sin duda lo de menos- ya había impedido durante esas mismas fechas la posibilidad de disputar en suelo italiano tanto la Strade Bianche, como Tirreno-Adriático e incluso un monumento del calibre de la Milán-San Remo.
Sumida en un mar de dudas en sus tres últimos días por la amenaza de una interrupción por parte de la autoridad sanitaria gala, la organización logró salvar una de sus ediciones más complicadas de los últimos tiempos, pero a la que en un alarde de gran profesionalidad los corredores dotaron de principio a fin de brillo y competitividad en su desarrollo. Aun siendo difícil de saborear, la intensa lucha endulzó en parte la amargura acumulada con los días. “Ha sido difícil correr así; con tan poco público cerca y todo el mundo a la defensiva”, afirmaba Kenny Elissonde tras acabar.
FRENÉTICO ARRANQUE
Fiel a la tradición de sus últimos años, la carrera partía con el viento y la lluvia como invitados de excepción al arranque en la localidad de Plaisir, al oeste de París. Un final en forma de circuito con dos cotas, una de ellas adoquinada, deparaba el primer movimiento importante de los favoritos en dos fases que permitirían llegar destacados a Maximilian Schachmann -ganador de la jornada y líder- junto a Julian Alaphilippe, Dylan Teuns y Tiesj Benoot. Warren Barguil, descalificado por abrigo prolongado en su coche de equipo tras una caída, sería el principal damnificado de una jornada donde se produjo la primera selección importante entre los favoritos, quedando apenas una treintena de participantes en tiempos para seguir pensando en ganar.
Al día siguiente, con final en Chalettesur-Loing, el viento marcaría de nuevo una jornada donde el grupo de favoritos se rompió a poco más de treinta kilómetros de meta, llevándose de paso las opciones al triunfo de Nairo Quintana -caído y aislado de la mayoría de sus compañeros en esa fase de la etapa- y un Julian Alaphilippe que anduvo lejos del nivel mostrado por estas fechas hace doce meses en suelo italiano. Giacomo
Nizzolo (NTT) se imponía en una reducida volata en la que octavo acababa Schachmann, quien continuaba de amarillo tras ser perfectamente arropado por un Bora-Hansgrohe que anduvo impecable de principio a fin.
Veinticuatro horas más tarde, el ciclismo español se llevaba su alegría en una edición donde apenas contó con tres participantes -los otros dos fueron
Pello Bilbao y José Manuel Díaz Gallegogracias a la victoria de Iván García Cortina en La Châtre. Imponiéndose nada menos que a Peter Sagan tras 213 accidentados kilómetros, el asturiano del Bahrain-McLaren sacaba provecho de las dudas que generó en el gran grupo una caída sufrida entre otros por el irlandés Sam Bennett y Hugo Hofstetter en los últimos doscientos metros.
LA CRONO SELECCIONA
Los quince kilómetros de crono individual propuestos en un circuito en Saint-Amand-Montrond, localidad natal de Julian Alaphilippe, servirían de nuevo como filtro en las posiciones delanteras de la clasificación general, donde Schachmann, segundo a sólo seis segundos del ganador, el danés Soren Kragh Andersen (Sunweb), se mantenía sólidamente en cabeza con más de un minuto de ventaja sobre casi todos sus rivales, mientras Nairo Quintana aparecía ya a más de tres en previsión de lo que pudiera pasar con la llegada de la montaña. Junto al primer y segundo clasificado, destacó en tercer lugar otro de los nombres que ha sonado fuerte en este arranque estacional y a quien el obligado parón por el coronavirus
seguramente ha privado de brillar en las clásicas del pavé: el también danés Kasper Asgreen.
A la contrarreloj le seguiría una jornada de relativa calma frente a lo anteriormente vivido, con meta en La Côte-Saint-André, donde Niccolò Bonifazio (Total Direct Energie) pudo homenajear a su familia y su país en general con una victoria lograda in extremis atrapando en los últimos metros a Jan Tratnik, el último integrante de una fuga de mucha calidad partida doscientos kilómetros atrás y que a punto estuvo de doblegar al pelotón. Segundo puesto para Iván García Cortina, de nuevo por delante de Peter Sagan.
En Apt, y con la sensación ya instaurada de estar viviendo los últimos lances de una carrera que aún aguantaría 24 horas, Tiesj Benoot lanzó una ofensiva en el tramo final de una disputadísima etapa que comenzó a provocar los primeros aprietos a Schachmann. Mostrando un estado de forma envidiable durante toda la semana, el nuevo corredor del Sunweb, apoyado por Kragh Andersen que había atacado previamente, se marchó en la última ascensión a la Côte de Auribeau y acumuló en meta una ventaja de 22 segundos sobre el grupo del líder, que se fue al suelo en una curva del kilómetro final tras una durísima jornada de defensa y contó con la comprensión del jurado para que no le sumaran el tiempo extra que cedió por su caída.
OTRA PARA NAIRO
Desde ASO se anunció que la carrera concluiría definitivamente en la cima de La Colmiane al término de la séptima etapa, quedándose en el tintero los
113 kilómetros por los alrededores de Niza del último día, donde el habitual juego de estrategia que la jornada suele deparar hubiese sido la prueba definitiva para el bloque del Bora-Hansgrohe, que
estuvo en todo momento a la altura de un Schachmann inconmensurable que finalmente acabaría de amarillo en la estación de los Alpes Marítimos.
Una vez más, la tercera desde que corre con Arkéa-Samsic, la victoria en el final en alto correspondió a Nairo Quintana, a quien el cambio de equipo no parece haber afectado a su instinto ganador, a la espera de ver su comportamiento en las generales de las grandes citas. El colombiano partió a cuatro kilómetros del final de un grupo de favoritos donde parecía cundir cierto cansancio tras una semana de intensa lucha, y en el que de cara a la general se esperaba la ofensiva de Sergio Higuita pero sólo se movió Tiesj Benoot.
El belga intentó infructuosamente rebajar los 38 segundos que le sacaba Schachmann, y obtuvo una renta de 20 que al menos le sirvió para consolidar su segunda posición. Con un duro silencio, solamente interrumpido por las voces de megafonía, sin aplausos, ni público al que sonreír desde el podio, concluía una edición de la París-Niza que nació herida y con los días terminaría también siendo también amputada. “Si preguntabas en el pelotón, el noventa por ciento asumía que no llegábamos”, afirmó en cierto momento Jasper Stuyven, decimotercer clasificado y otro de los integrantes del pelotón que más lamentará el parón que ahora llega. Que sea, no obstante, para el máximo de los beneficios comunes.