David González
La situación provocada por el coronavirus ha impedido que la página que estáis leyendo se la dedicara completamente, como era mi intención, a un grande, una pieza fundamental en el engranaje de esta revista, que publica en este número su último artículo después de más de treinta años sin faltar mensualmente a la cita.
Las páginas de ciclismo aficionado, de féminas, especiales -menudas curradas se pegaba con el Anuario Ciclista- y de cualquier otra sección en la que le solicitáramos colaboración se enriquecían con su gusto por el detalle, por hacer las cosas bien esmerándose hasta en el resultado de la carrera más pequeña, profesionalidad que le llaman en los últimos tiempos. La cantera de este deporte, su auténtica pasión, le debe mucho a un tipo tranquilo y humilde, periodista por vocación, por servicio incluso, en las antípodas del comunicador ególatra tan en boga en nuestros días. Es mi amigo, David González. Esta será siempre tu casa, vuelve cuando quieras.