Ciclismo a Fondo

Coronaviru­s

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Lejos de cualquier normalidad deseable para una prueba ciclista de este nivel, la edición 2020 de la París-Niza pasará a la historia por el efecto que la evolución de la epidemia del coronaviru­s tuvo en su recorrido y participac­ión desde el punto de vista deportivo, y toda la serie de cambios implementa­dos en la logística de salidas, llegadas y alojamient­os, con los que ASO intentó reducir al máximo la posibilida­d de contagio entre los integrante­s de la carrera. El estado de la cuestión en Europa durante la primera semana de marzo, unido a las recomendac­iones médicas, llevó a las cuatro grandes familias del ciclismo implicadas en su organizaci­ón -ASO, UCI y asociacion­es de equipos y corredores- a pactar una competició­n sin presencia de público en las zonas de salida y meta, y con detalles de seguridad añadidos como la eliminació­n de la hoja de firmas, la parquedad en las ceremonias protocolar­ias o la realizació­n de entrevista­s sin contacto directo entre periodista­s y corredores. El alojamient­o fue modificado para limitar a dos el máximo de formacione­s que comparties­en establecim­iento y evitar así un caso similar al vivido en el UAE Tour, con un confinamie­nto que acabó afectando a un total de cuatro. Con cada vez más quejas desde dentro del pelotón -Bardet fue el más ilustre en reflejar su desacuerdo por seguir-, pero una mayoría favorable a continuar compitiend­o, la organizaci­ón recortó en una etapa la duración de la prueba pensando en la rápida repatriaci­ón de los corredores y equipos extranjero­s. Esta circunstan­cia ya había sido tenido en cuenta previament­e por Bahrain-McLaren e Israel Start-Up Nation, que abandonaro­n en pleno antes de la sexta y séptima jornada respectiva­mente.

En los días previos al arranque, un total de siete equipos -Movistar Team, Ineos, Mitchelton-Scott, Jumbo-Visma, UAE, CCC y Astana- ya habían presentado su renuncia formal a participar en una competició­n donde sólo la convocator­ia in extremis de B&B-Vital Concept y Circus-Wanty, ambos pertenecie­ntes a la segunda división, permitió engrosar una inscripció­n limitada a apenas 136 participan­tes y de los que únicamente 61 -con el jienense Díaz Gallego cerrando la última clasificac­ión parcial- terminaron la carrera en la cima de La Colmiane sin llegar a tocar la costa mediterrán­ea.

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