Pesadilla
La carrera de los Emiratos Árabes quedó abruptamente interrumpida por el virus que ha puesto en jaque al mundo. Antes, el ciclista británico del Mitchelton-Scott demostró ser el más fuerte en la doble subida a Jebel Hafeet.
En el UAE Tour empezó la pesadilla que mantiene al mundo del deporte -al mundo en general- paralizado y sin atisbo, de momento, de solución. El coronavirus irrumpió con fuerza en el ciclismo durante la disputa de la única prueba World Tour en Oriente Medio. Todo comenzó en la tarde-noche del jueves 27 de febrero, horas después de la finalización de la quinta etapa, una jornada con meta en la cima de Jebel Hafeet que confirmaba el dominio del británico Adam Yates en una carrera que tenía virtualmente en sus manos.
LA ALARMA
Sobre las 20:00 horas, los equipos participantes, miembros de la organización y periodistas que seguían la carrera recibieron una nota que les comunicaba, “por orden de las autoridades de Abu Dabi”, la prohibición de salir de sus hoteles.
Poco antes se había confirmado el positivo por coronavirus de dos auxiliares italianos del UAE Team Emirates, lo que desencadenó todas las alarmas. Mauro Vegni, al mando de la organización de RCS Sport, decretó la inmediata cancelación del UAE Tour, mientras el Consejo de Deportes de Abu Dabi anunciaba que los integrantes de la carrera debían seguir todos los procedimientos necesarios, incluidas las medidas de cuarentena, “para garantizar la supresión y el control viral, en coordinación con las autoridades sanitarias del país”.
A partir de ese momento se vivieron horas y días de incertidumbre en los que todos los ciclistas, miembros de los staff técnicos de los equipos, de la organización y periodistas tuvieron que permanecer en cuarentena mientras llegaban los resultados de los análisis a los que se sometieron. Fueron, además, días caóticos, de mucha desinformación, de noticias escasas y contradictorias, lo que ayudó a aumentar la angustia de los implicados.
El domingo 1 pudieron abandonar el país los integrantes de 16 de los 20 equipos participantes, y al día siguiente lo hicieron los periodistas que seguían la prueba y gran parte de la organización. Quedaron en cuarentena cuatro equipos al completo: UAE Team Emirates y Gazprom -con algunos integrantes afectados por el coronavirus-, más
Cofidis y Groupama-FDJ, sin casos positivos pero a los que se mantenía confinados al compartir pasillo en el hotel con personas afectadas.
Los hermanos Jesús y José Herrada, del Cofidis, denunciaron la desesperante situación en la que se encontraban, sin permiso para salir del pasillo de sus hoteles, pese a dar negativo en todos los análisis, sin recibir apenas explicaciones y sin poder entrenar.
Su pesadilla terminó el domingo 8, tras diez días en cuarentena y tres test negativos, cuando por fin recibieron el permiso para volver a casa, al igual que los integrantes del Groupama-FDJ.
Para entonces, sólo permanecían en
Abu Dabi las ocho personas que dieron positivo, entre los que se encontraban los ciclistas del UAE Fernando Gaviria y Maxi Richeze y el ruso Dmitry Strakhov (Gazprom). Todos estaban en buen estado de salud, recibiendo atención hospitalaria y aislados para evitar contagios. El caos generado por la Covid-19 se iría extendiendo por todos los rincones del mundo hasta alcanzar nivel de pandemia.
JEBEL HAFEET, LA CLAVE
La gran prueba ciclista de los Emiratos Árabes presentaba un recorrido sin contrarreloj, con cuatro etapas completamente llanas, una con llegada explosiva en la presa de Hatta y otras dos que repetían final, con 48 horas de diferencia, en la cima de Jebel
Hafeet, una subida de 10,6 km al 7% de pendiente media que dictaría sentencia. Junto a la participación de aspirantes al título como Tadej Pogacar, Emanuel Buchmann, Alejandro Valverde, Adam Yates, Alexey Lutsenko o David Gaudu, y de velocistas del nivel de Caleb Ewan, Dylan Groenewegen, Fernando Gaviria, Pascal Ackermann o Sam Bennett, uno de los alicientes que presentaba la carrera era presenciar las primeras pedaladas en competición de Chris Froome, pasados ocho meses de su grave accidente en el Critérium du Dauphiné.
El UAE Tour empezó con una etapa llana por los alrededores de Dubai que se resolvió como era esperado al sprint, tras dar caza el pelotón a 15 km de meta a los cuatro fugados: dos Gazprom, Cherkasov y Scaroni, y dos Vini ZabùKTM, Tortomasi y Stojnic. Arrancando con gran potencia a falta de 150 metros, Pascal Ackermann (Bora-Hansgrohe) se impuso en el primer duelo de velocistas a Caleb Ewan, Rudy Barbier y Dylan Groenewegen, vistiéndose con el maillot rojo de líder de la prueba.
La segunda etapa, de perfil más quebrado, tenía como aliciente el explosivo y ya clásico final en la presa de Hatta, a cuya meta se llegaba tras un repecho corto -400 metros- pero duro, con una rampa final al 17%. Aquí ganó Caleb Ewan en 2019 y en esta edición repitió, cumpliendo los pronósticos en
una llegada que le iba como anillo al dedo. El irlandés Sam Bennett fue el primero en demarrar, a 300 metros, pero no fue capaz de contener la arrolladora potencia del pequeño ciclista australiano,
Pocket Rocket, que se anotaba su tercera victoria de la temporada y conquistaba el liderato. Aventajó en 2’’ a Bennett y en 4’’ a un grupo de 44 unidades con todos los favoritos.
ADAM YATES SE EXHIBE
Al día siguiente se afrontaba el primero de los dos finales en Jebel Hafeet, en una etapa que acabaría siendo la más decisiva. En las rampas de este puerto de 10,6 km al 7%, Adam Yates dio un impresionante golpe de mano con el que dejó casi sentenciada la carrera.
Con el pelotón agrupado tras alcanzar al inicio de la ascensión al cuarteto de escapados -Campenaerts, De Buyst, Steels y Marengo-, que rodaron en fuga 160 km, el CCC Team endureció el ritmo para preparar el ataque de un Víctor de la Parte que rodaría destacado un par de kilómetros. Cazado el vitoriano, fue a 6 km del final -en la parte más duracuando el británico del Mitchelton-Scott lanzó el primero de sus ataques, que sólo pudieron seguir Alexey Lutsenko y David Gaudu. Poco después, un nuevo demarraje de Yates le dejaba en solitario. Del grupo de favoritos saltaba Tadej Pogacar para dar caza a Lutsenko y Gaudu, que rodaban a 20’’ del británico. Tras otro acelerón, el esloveno se marchó en persecución de un imperial Adam Yates, que no dejaría de aumentar su ventaja con un rodar fluido. A la meta llegó con algo más de un minuto de ventaja sobre Pogacar y 1’30’’ respecto a Lutsenko, Gaudu y Rafal Majka. Alejandro Valverde, dos veces ganador en esta cima, cedía 2’35’’ y sus opciones en la general.
La 4ª etapa, completamente llana, se ajustó al guión preestablecido, con su fuga de salida -Will Clarke y el combativo Stojnic, escapado por tercer día-, la caza del pelotón a falta de 7 km y resolución al sprint. Una
volata de mucho nivel en la que Dylan Groenewegen demostró que cuando llega bien situado al momento decisivo pocos pueden superarle por potencia.
Tras él entraron Fernando Gaviria, Pascal Ackermann, Sam Bennett y Caleb Ewan, completando un top5 de lujo.
El segundo final en Jebel Hafeet -quinta etapa-, suponía la última oportunidad para arrebatar el jersey rojo a Adam Yates. Lo intentó por todos los medios Tadej Pogacar, pero no pudo vencer con ninguno de sus demarrajes la sólida resistencia del británico. Demostraron ser los más fuertes de la carrera emiratí, y cuando los ataques y contraataques se endurecían en las rampas del puerto ellos dos eran los únicos que quedaban al frente. El esloveno entendió que no podía doblegar a Yates -quien incluso llegó a rodar destacado algo más de un kilómetro- y firmaron la tregua, permitiendo que les alcanzaran Lutsenko, Zakarin y Gaudu. Un quinteto que se jugó por velocidad la victoria de etapa. Con el ruso y el francés desfondados, Lutsenko tomó la delantera y salió primero de la última curva. La victoria parecía suya, pero Pogacar no desistió y superó al kazajo del Astana in extremis.
Pegado a la rueda de ambos llegaba un Adam Yates que se consolidaba como virtual ganador de la prueba a falta de dos etapas llanas. Dos etapas que ni siquiera llegaron a disputarse al conocerse los casos de coronavirus y la consiguiente anulación de la prueba. Los organizadores confirmaron como definitivos los resultados vigentes tras la quinta etapa, lo que certificaba el triunfo de un Adam Yates que fue, sin discusión, el mejor de una carrera que acabó convertida en pesadilla.