Segunda pretemporada
Y finalmente, tras 50 días, llegó el día de volver a la carretera. Aunque queda mucho camino por recorrer hasta recuperar la normalidad, sin duda es un paso más hacia ella... Por lo que espero y confío en que todos los amantes de la bici puedan volver a disfrutar de la práctica del ciclismo sin restricciones cuanto antes.
La sensación de pedalear al fin sin un rodillo sujetando la rueda trasera ha sido muy gratificante. Sentir el viento en la cara cuando ruedas a gran velocidad o bajando un puerto, que los minutos se conviertan en horas sin darte cuenta y, en definitiva, disfrutar de los tan añorados paisajes unidos al sentimiento de libertad. Además, lo que antes era motivo de queja, se ha vuelto anecdótico. La lluvia ya no moja, los mosquitos tragados por accidente han resultado ser nutritivos y el viento de cara ayuda a refrigerar el motor.
Los primeros entrenamientos están destinados única y exclusivamente a disfrutar.
No se centran en series a gran intensidad o excesivas horas. Pero a mí, personalmente, me ha sido imposible resistirme a apretar en algún momento. Hacer esos pequeños test para disipar las
dudas, en los que te picas contigo mismo tratando de mantener una velocidad media elevada durante todo el entrenamiento o exprimirte en algún repecho.
Con esto he sacado en claro dos cosas. La primera es que echaba de menos hasta las pájaras; la segunda es que, a pesar de lo entrenado en casa durante el confinamiento, las pérdidas en cuanto a rendimiento han sido considerables. Si bien la primera hora y media no notaba mayor flaqueza, es a partir de ahí y en esfuerzos prolongados cuando salen a la luz las carencias derivadas de la cuarentena. Pues, si bien creo que el rodillo puede ser una herramienta complementaria para mejorar en algunos aspectos como la explosividad, hay facetas del ciclismo en ruta que no se pueden entrenar sobre él por mucho que se trate de adaptar.
Con el tiempo, terminas por adaptarte tú al rodillo.
Con esto no quiero parecer escéptico hacia los rodillos. Al contrario. Si la cuarentena ha sido complicada teniendo un rodillo y pudiendo pedalear cada día, no quiero imaginarme cómo hubiese sido sin él. Pero, en definitiva, un ciclista en ruta no puede sustentar su entrenamiento únicamente sobre el rodillo y coincido con lo que dijo Peter Sagan hace unos días: "Soy un ciclista real, no virtual".
El próximo paso, si continúa la desescalada, sería ir conociendo el calendario provisional de competiciones para desarrollar un plan de entrenamiento más específico y enfocado en fechas concretas. Pues, al fin y al cabo, estamos en una especie de segunda pretemporada y es fundamental conocer fechas para poder elaborar una preparación acorde. Además, el volver a competir supondría una noticia todavía mucho mejor que el hecho en sí. Y es que, significaría que hemos dejado atrás esta grave situación y todo recuperaría su curso.