Ciclista por necesidad
Treinta y seis años y tres hijos tenía Francisco
Caro (Valverde de Llerena-Badajoz, 1947) en el momento de su paso a la máxima categoría con el Colchón Dormilón. Extremeño de nacimiento y valenciano de adopción después de un periodo en el extranjero, Caro rompía esquemas en su llegada al profesionalismo en 1984 precedido de una notable fama y palmarés acumulado en sus nueve años como aficionado cerrados en el propio equipo fuenlabreño.
El Campeonato de España logrado en Galicia en 1981 ante el cántabro Alfonso Gutiérrez fue el más destacado de una serie de triunfos entre los que se encontraban etapas y generales de vueltas, carreras de un día y también, y quizá lo más importante, la consideración de muchos de quienes compartieron pedaladas junto a él.
La bicicleta fue primero una afición que compaginaba con su trabajo en la construcción al terminar la jornada, pero posteriormente y por motivos económicos -en paro y sin desempleoacabó convertida en herramienta con la que poder llevar dinero a casa. Una segunda plaza en la general de la Vuelta a los Valles Mineros fue la actuación más destacada de su efímera trayectoria profesional de dos años, en la que completó además dos ediciones de la Vuelta a España y, según cuentan muchos, mantuvo su costumbre de fumar a la vista de todos, tanto en alguna meta como en los hoteles donde se hospedaba.