Fuglsang, precipitado.
El danés del Astana se lanzó a una ofensiva suicida que terminaría pagando más tarde.
CALOR SOFOCANTE
Ciento sesenta y seis participantes encuadrados en veinticuatro equipos tomaban la salida en Siena con una temperatura que se iba a los treinta y seis grados, pero que no impediría asistir a una lucha constante desde el primer momento por integrar la fuga inicial, fraguada en el kilómetro veinte con seis corredores de equipos de segunda división: Pellaud y Bagioli (Androni), Pacher (B&B Hotels), Filosi (Bardiani), Van Kessel (Circus-Wanty) y Declercq (Arkéa-Samsic).
Mientras Astana trabajaba por detrás pensando en Jakob Fuglsang, segundo el año pasado, la escapada se disgregaba en el cuarto sector de tierra con la partida de Pellaud, quien aguantaría hasta el kilómetro 130 cuando fue capturado por las primeras avanzadillas del pelotón. En sus posiciones delanteras se habían vivido ya movimientos por parte de Julian Alaphilippe y Mathieu Van der Poel, ambos perjudicados pocos kilómetros después por sendos pinchazos y eliminados minutos antes de la pugna por la victoria, algo que también le sucedería a Vincenzo Nibali, aunque en su caso implicado en una caída colectiva a setenta kilómetros del final.