Festival

Annemiek Van Vleuten se exhibió en las tres primeras pruebas del calendario femenino, celebradas en Navarra y Vizcaya. El parón no ha restado un ápice de superioridad a la campeona mundial.

Hay nervios en Pamplona esta tarde de sábado. El calor aprieta y la tensión se puede cortar con un cuchillo. La Emakumeen Nafarroako Klasikoa es la cita que marca el inicio de la nueva normalidad en el ciclismo y los ojos del mundo entero están puestos aquí. Se puede sentir desde la mañana, cuando los directores van y vienen, se suceden los corrillos y comentarios. Ahora todo ha cambiado, pero el ciclismo tiene que volver a rodar por las carreteras y el espectáculo debe continuar. Aunque no a cualquier precio.

MUCHO EN JUEGO

Ainara Hernando

Eso lo sabe la carrera y por eso no hay manga ancha ni piedad con aquellos equipos que se presentan en Pamplona sin las pruebas PCR hechas a sus ciclistas. Hay mucho en juego, mucho más que una victoria bajo un arco de meta. Es por eso que la organización no titubea: 11 de los 26 equipos que iban a tomar la salida se quedan en tierra. Sin PCR no hay fiesta; así debe ser para todos.

Después de un mal despertar, con el CCC-Liv anunciando que la salud de sus corredoras estaba en riesgo si tomaban parte en la prueba y por tanto se marchaban, los organizadores pusieron en liza un comportamiento ejemplar.

Y el show pudo dar comienzo.

El escenario era el ideal. De Pamplona a Lekunberri pasando por Ultzurrun, Etxauri, Guembe y Zuararrate, con

Miguel Indurain y su hermano Pruden como espectadores de lujo en la segunda de las ascensiones, premonición de

Luis Ángel Gómez/Photo Gomez Sport algo muy grande. Y fue la primera de las tres exhibiciones de Annemiek Van Vleuten. En la última de las ascensiones, la campeona del mundo se comió a Mavi García, brava como nunca, rodando en solitario en cabeza. La neerlandesa le dio alcance y allí se acabó todo. Fin. La campeona olímpica Van der Breggen completó el podio.

Al día siguiente, más de lo mismo en la Clásica Femenina Navarra. Con algún que otro equipo más en liza después de hacerse las pruebas con carácter de urgencia -entre ellos el Casa Dorada que por fin echó a rodar-, Van Vleuten esperó que se sucediese la ristra de los muros de Olaverri, Tiebas, Biurrun, Tirapu, Artajona, Obanos y Gala y en el alto del Perdón soltó a Elisa Longo Borghini para irse en solitario. Sheyla Gutiérrez, sexta, fue la primera española en Pamplona. Y para completar la fiesta, los últimos fuegos artificiales los lanzó el maillot arcoíris en Durango con otra tremenda demostración de superioridad. Ni el sofocante calor que hacía difícil hasta respirar pudo con ella. A falta de seis kilómetros para la llegada, en el ascenso a Goiuria, la estrella del Mitchelton

Scott arrancó y nadie pudo verla ya hasta la meta, donde Anna Van der Breggen fue segunda y Longo Borghini cerró el podio. “Este final lo conocía y sabía que si aguantaba delante hasta los últimos kilómetros era favorable para mí -reconoció Van Vleuten-. Pero no quiero ser arrogante, es increíble haber ganado tres carreras seguidas. ¡Me cuesta creer que esto haya sucedido!”.