LA INDURAIN
Muy pocas marchas cicloturistas han sobrevivido a la irrupción del Covid-19. Y una de las que salió adelante fue la de nuestro mejor ciclista de la historia. Acudimos hasta Villava para vivir La Indurain poscoronavirus.
La cicloturista del campeón navarro salió adelante.
La organización de la cicloturista Miguel Indurain hizo un esfuerzo enorme para sacar adelante el evento y cumplir a rajatabla con las medidas de seguridad. Cierto es que la prueba nada tuvo que ver con el ambiente festivo que vivimos en Villava otros años, con todo el mundo viendo el Tour de Francia en una pantalla gigante mientras da cuenta de la comida que ofrecen tras la marcha, pero fue un verdadero ejemplo de que el cicloturismo también es posible en la ‘nueva normalidad’.
MINIMIZAR EL RIESGO
Puedo decir muy claro que participar en La Indurain ha sido uno de los momentos en los que menos opción he tenido de
Fran Chico
QuieroMisFotos.com contagiar o ser contagiado. Las medidas que tomó la organización fueron de máximo control, comenzando por hacer obligatorio el uso de la mascarilla hasta llevar ya pedaleados los primeros trescientos metros y, por supuesto, era de nuevo obligatoria nada más cruzar la línea de llegada.
La partida de los 800 participantes se hizo por oleadas diferenciadas hasta en media hora y en la zona de salida habían marcado, tipo F1, la posición que debía ocupar cada uno para que se respetase el distanciamiento. En los avituallamientos, de nuevo había que ponerse las mascarillas y no podías tocar nada. Los voluntarios te daban la comida y la bebida que necesitabas. Y al cruzar la meta, nada de stands o comida posterior. Te entregaban una bolsa gymsack que ya tenía todo dentro y para casa.
Hay que felicitar a la organización por cumplir el protocolo marcado y por sacar adelante un evento que estuvo en el aire casi hasta el último instante. Era así hasta el punto de que, por si finalmente llegaba una suspensión, el precioso maillot que ha diseñado Giordana para