En marcha

Hace un par de años, cuando las marcas más populares comenzaron a introducirse en el segmento de las eléctricas, el que nos tocase probar una de estas bicis era casi un castigo dentro de la redacción. Ahora no es así. A este cambio han contribuido la mejora tecnológica de las bicicletas, que cada vez las hace más apetecibles, y también el cambio en nuestra concepción de estas bicis.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que estas bicis no son motos, sino que ofrecen una asistencia que se puede adaptar al esfuerzo de cada usuario. Si alguien las utiliza para reventar grupetas allá él, pero la asistencia eléctrica abre posibilidades a personas que ya no disponen de la forma física que tenían antes o permiten compartir rutas a ciclistas de niveles diferentes. En definitiva, permite disfrutar sin dejar de lado el esfuerzo que exige nuestro deporte. Sería absurdo comparar esta eRide con la Addict RC porque pesa casi 4 kg más, pero, salvando las distancias, la eRide también tiene un perfil de usuario deportivo: el que busca una bici eléctrica poco intrusiva y que la asistencia sólo sea notable