Amenaza,
Tadej Pogacar ha ganado el
Tour con la táctica que antes de su comienzo pensé que emplearía Nairo Quintana para tratar de buscar su oportunidad en el esperado choque de trenes entre Jumbo-Visma e Ineos Grenadiers. Enseguida vimos que los británicos y su capitán Egan Bernal no estaban en condiciones de sostener ese pulso ante la apisonadora amarilla y negra, como tampoco Nairo logró exhibir el estado de gracia con el que arrasó en los primeros meses de la temporada, previos a esta horrible pandemia de la que bastante bien librado ha salido el Tour de Francia 2020. El esloveno, un ciclista con tanta calidad como ambición y astucia, supo esperar su momento. UAE Team Emirates, con Aru y Formolo fuera de carrera y De la Cruz muy tocado las primeras dos semanas, hubiera naufragado de verse obligado a coger las riendas.
En ese sentido incluso le favoreció el minuto y pico que entregó en los abanicos, su único lunar en las tres semanas. Parecía una amenaza, ma non troppo.
El desenlace ya lo conocemos.
Una exhibición descomunal en la contrarreloj en la que asaltó el amarillo de Roglic más por sus propios méritos que por debilidad de su compatriota, quien firmó una crono apreciable. Del inconformismo de Pogacar habla a las claras que en apenas unas semanas vaya a embarcarse en... ¡el Tour de Flandes! Ambos estuvieron acompañados en la ceremonia de honor en los Campos Elíseos por Richie Porte. El australiano del Trek-Segafredo, inasequible al desaliento, ha visto al fin recompensada su eterna devoción por la ronda gala. Justo por detrás de este trío, Mikel Landa y Enric Mas, muy regulares pero sin opciones reales de escalar ese peldaño que hubiera roto la racha de cinco años -desde Alejandro Valverde en 2015- sin presencia española por las alturas. Quien no faltó a su cita con el podio fue Movistar Team, que obtuvo el vigésimo triunfo por equipos en una gran vuelta de la estructura que lidera Eusebio Unzué.
VAN AERT, SAGAN ENRIQUECIDO
Una de las luchas más entretenidas de observar en esta edición fue la que mantuvieron el aspirante
Sam Bennett y el eterno campeón Peter Sagan por el maillot verde. El irlandés se valió de su superior velocidad y del impagable Morkov para hacerse con un colchoncito al frente de la tabla y el eslovaco tiró de galones y del poderío de Bora-Hansgrohe tratando de asfixiar a su excompañero. La lógica se impuso y el del Deceuninck-QuickStep fue el único que posó en la foto de podio con el plurivencedor Pogacar. En esa batalla no participó Wout Van
Aert, un ciclista cuatro años más joven que ambos, que de no estar ocupado tirando de la locomotora del Jumbo-Visma podría haberse hecho con esta clasificación sin despeinarse. El belga tiene el sprint en cuesta del primer Sagan y una punta de velocidad que no desmerece a la del Bennett maduro de hoy en día. Pero además es capaz de aguantar con los hombres de la general en una jornada alpina ¡después de desgastarse tirando del pelotón! y de finalizar cuarto una contrarreloj que acababa en un puerto de primera. A Van Aert se le caen los puntos. El día que se lo proponga será complicado que alguien pueda arrebatarle la clasificación de la regularidad.