Hay vida después de la Planche
Primoz Roglic sufrió un golpe muy duro al ceder el liderato ante Tadej Pogacar en la crono de la Planche des Belles Filles. Una sensación de vacío que me lleva a recordar una vivencia sucedida dos décadas atrás.
@josebabeloki
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Kei Tsuji/Bettini Photo
se truncó para siempre. Una lección de vida muy bien aprendida, que nunca olvidará.
Hoy, esa persona, ya retirada, comprende perfectamente lo que vivió Roglic durante los últimos kilómetros de la crono. La impotencia de ver cómo se te escapa todo llega a ser desesperante. Por ti y por tu equipo, la responsabilidad de no fallar a tanto trabajo, esfuerzo y control. Piensas que cualquier día puede ocurrir, pero no cuando lo que defiendes lo haces en tu hábitat.
Rogla es un ciclista hecho, maduro, que ya ha vivido sinsabores como el del año pasado, cuando se le escapó un Giro de Italia complicado donde Carapaz demostró ser el más fuerte.
Este Tour lo ha tenido todo. Las primeras posiciones del grupo se han teñido
del negro de Sky-Ineos al negro y amarillo de Jumbo-Visma. Cómo me ha gustado y qué recuerdos me ha traído ver esos colores en cabeza de carrera, controlándolo todo. Un Jumbo que no ha perdonado ni un metro, que ha endemoniado el ritmo del pelotón, ha jugado en superioridad y ha dominado cada una de las etapas bajo una jerarquía encomiable.
VENTAJA EXIGUA
¿Y por qué no se ha movido Roglic? Jumbo-Visma no dio opción a las fugas, controlando la carrera hasta los metros finales. Rogla disputaba y bonificaba. El balance, etapa tras etapa, era tremendamente productivo. Gastar lo justo y la renta, aunque muy poco a poco, iba aumentando. Llegar a la última semana vivo y sin el día malo de rigor era, a priori, la premisa.
Todo eso lo puedo comprender, pero hay algo que se me escapa. Pogacar se encontraba a menos de un minuto. Los que hemos corrido en bici sabemos la cantidad de cosas que te pueden ocurrir durante una carrera que te lleven a perder ese minuto. Aun siendo el más fuerte, un minuto no es nada. Estoy seguro que la confianza que tenía Roglic en sí mismo era grande, pero me parecía un riesgo excesivo.
¿Y si no podía y la performance del conjunto Jumbo-Visma ha sido suficiente para llevar la cosa controlada hasta el final? Igual por eso también la insistencia por tener cerca en la general a Tom Dumoulin. Podría ser. Sinceramente, pienso que Roglic ha estado soberbio y que el fantasma de Ezpeleta ha vuelto a sobrevolar el Tour. Ya cedió el podio en 2018 contra Froome en la última crono, al día siguiente de entrar vencedor en Laruns. Es algo que le ha podido ocurrir.
Controlar la presión y darle la vuelta a situaciones o resultados adversos es parte del protocolo de crecimiento. Creo que tenemos ciclista para rato y, esto lo digo desde el corazón, ojalá algún día conquiste lo más alto del podio de París. De lo bueno se aprende pronto; de lo malo, aunque cuesta, también. Aquel chico que se congeló y perdió la gloria bajando la Madeleine aprendió una lección. Espero que Roglic le dé la vuelta y consiga que, aún más, todos seamos desde hoy un poco eslovenos.