Ciclismo a Fondo

Carretero se lleva la montaña

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Luchó por ganar la etapa camino de Cascia, pero en el camino se topó con un maillot de la montaña que supo retener. Héctor Carretero firmó una Tirreno sobresalie­nte. "Lo mejor es tener la certeza de que todo el trabajo que estoy haciendo da sus frutos", cuenta el albaceteño. El regreso a la competició­n para él "fue malo, pero sabía que estaba bien". Paciencia y al final los resultados llegan. Esta prueba era, tanto para él como para sus compañeros del Movistar Team, el ensayo general para el Giro de Italia. "Nos han atacado mucho, pero hemos enfocando toda la preparació­n hacia el Giro y vamos de menos a más.

Teníamos las ideas claras y preferíamo­s llegar bien a los objetivos". Carretero no es ajeno al aluvión de críticas al equipo. "Duele porque yo también me notaba que no llevaba el gas que debería. Mi objetivo aquí era estar en una fuga y disputar una etapa". Señaló la cuarta y, "aunque nos pillaron a diez de meta", se topó con el liderato en la montaña "y ya me propuse conseguirl­o. Tocó defenderlo metiéndome en otra escapada. El equipo me ayudó mucho y lo logré". Héctor admite que "lo hubiera cambiado por un triunfo de etapa, pero me da mucha motivación", sobre todo para lo que viene, un Giro de Italia en el que gozará de total

una bicicleta ya es un triunfo. Lo otro, la victoria y el liderato que ostenta dos etapas, es el premio a la constancia.

Pero cuando llegan los colosos, es la hora de los más fuertes. La rabia da rienda suelta a su fuerza y ahí, en el Sassotetto, cumbre de esta TirrenoAdr­iático que hace las veces de etapa reina, Simon Yates sabe que ha llegado su momento. “Si quería ganar la general debía atacar lo más lejos posible para hacer diferencia­s de cara a la crono”. Sabe a quién se mide y corre con la calculador­a.

Por eso no se demora. “Era la gran ocasión”. Cuando a cinco kilómetros del final arranca Rafal Majka, deja que se tueste y explote. Antes ya lo han libertad. "Vamos a ir sin un líder y correré con la misma filosofía de meterme en fugas y buscar una victoria. Me veo capacitado". A diferencia de 2019, cuando de entrada le tocó trabajar para Mikel Landa y después para Richard Carapaz, tendrá todo el espacio libre. "Me gusta trabajar para un líder, me siento cómodo en ese papel y se me da bien, pero todos los ciclistas tenemos ambiciones personales. Aunque a día de hoy no puedo disputar con los mejores, si tengo libertad busco mis opciones. Esta oportunida­d que me da el equipo en el Giro la llevo buscando desde que vine. Me toca demostrar que puedo y tengo mucha motivación".

probado Nibali y Fuglsang. Balas de fogueo. Mucho trabajo por delante si quieren luchar en unas semanas por la maglia rosa del Giro. Yates sabe esperar. Sangre fría. De hierro. Deja que Woods se quede solo y entonces... zarpazo. Atrás deja a Masnada, Brambilla, Vlasov y Thomas, marchándos­e a por la TirrenoAdr­iático. No sólo persigue la etapa; lo que de verdad quiere es el tridente que le acredite como rey de los mares.

Eso tendrá que esperar. Antes llega el doblete del Alpecin-Fenix, con el velocista Tim Merlier y el prodigio Mathieu Van der Poel anotándose en Loreto una etapa vibrante. “No soy el favorito”, se descarta Yates. Conoce el amargor de la derrota cuando se saborea el triunfo de cerca. Y ahora, que es un hombre nuevo, no quiere pararse a pensar. “Perdí Romandía por la última crono en 2017 y no deseo que me pase lo mismo”. Tocado, pero no hundido. Yates encarna ese lema de Michael Jordan que dice que para obtener una victoria hay que perder mil veces. Y resulta que la clásica crono de San Benedetto del Tronto, donde Ganna se sale del mapa, la borda. De los 39’’ de ventaja con los que parte, Geraint Thomas sólo le quita 22. “Estoy tremendame­nte feliz. Después de unos días fantástico­s del equipo y todos los compañeros, tenía que poner la guinda a ese trabajo y lo he logrado”. Ahora, a destrozar gigantes en el Giro.

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